El Ritmo del Tiempo
Era un soleado día en el barrio de La Alegría, donde un grupo de amigos: Lila, Tomás, Sofía y Lucas, pasaban las tardes ensayando divertidas coreografías en el parque. Un día, mientras practicaban una nueva rutina de baile, Lila encontró un extraño objeto cubierto de hojas. Al acercarse, se dio cuenta que era una pequeña máquina del tiempo.
"¡Mirá esto!" - exclamó Lila, levantando el objeto del suelo.
"¿Qué es eso?" - preguntó Tomás, curioso.
"No tengo idea, pero parece una máquina del tiempo. ¿Y si podemos bailar a través de la historia?" - dijo Sofía con una sonrisa traviesa.
"¡Eso sería increíble!" - agregó Lucas, saltando de emoción.
Decididos a probarla, los cuatro amigos comenzaron a presionar botones aleatorios. En un instante, un torbellino de luces los envolvió, y se encontraron en una gran plaza, rodeados de gente vestida con trajes de diferentes épocas.
"¿Dónde estamos?" - preguntó Sofía, mirando a su alrededor con asombro.
"Parece que hemos viajado al pasado, ¡miren esos trajes!" - dijo Tomás, señalando una banda que tocaba música tradicional.
"¡Vamos a bailar!" - sugirió Lucas, y sin pensarlo dos veces comenzaron a improvisar con la música, desafiando a los aldeanos a unirse a ellos en una divertida danza.
Los aldeanos, al principio sorprendidos, se unieron rápidamente. Todos reían y bailaban, compartiendo alegría y energía. Al finalizar, un anciano se acercó a ellos.
"¡Qué talento tienen! Nunca había visto algo así en mi vida. Gracias por recordarme la importancia de la alegría y el baile en nuestras tradiciones." - dijo el anciano, sonriendo con calidez.
Después de un rato, Lila recordó la máquina.
"Chicos, tenemos que irnos antes de que nos atrape la historia. ¡Probemos otro botón!" - sugirió.
El grupo presionó un nuevo botón y nuevamente se llenó de luces. Al abrir los ojos, se encontraron en una pista de baile de los años 80.
"¡Mirá esos peinados!" - gritó Lucas entre risas.
"Y esa música es fantástica, ¡vamos a movernos!" - dijo Sofía, mientras ya daba pasos de baile.
Se unieron a un grupo de chicos que estaban practicando un famoso baile de esa época. Pronto, ambos grupos se unieron, creando una fusión de estilos. Al final de la canción, todos aplaudieron juntos.
"¡Increíbles! ¡Tienen un gran ritmo!" - les dijo una joven. "Nunca es tarde para aprender a bailar, pero siempre es un buen momento para disfrutarlo juntos."
Sintiendo el tiempo correr, los amigos sabían que debían volver. Presionaron otro botón y, en un flash, regresaron a su parque.
"¡Qué aventura!" - exclamó Lila, todavía emocionada.
"Sí, pero aprendimos algo especial, ¿no?" - dijo Tomás. "Cada época tiene su propio baile, pero lo importante es compartir la diversión y la alegría."
"¡Y siempre se puede aprender de otros!" - añadió Sofía.
"¡Ojalá pudiéramos regresar!" - dijo Lucas, soñador.
"¡Quizás podamos! Solo necesitamos un poco de imaginación y un lugar donde bailar, como siempre lo hemos hecho." - concluyó Lila.
Así, los amigos decidieron organizar un festival de baile en su barrio para celebrar la diversidad de ritmos que habían aprendido. Invitaron a toda la comunidad y cada uno enseñó un baile de una época o lugar, compartiendo risas y diversión.
El festival fue un éxito rotundo. Desde entonces, cada fin de semana, Lila, Tomás, Sofía y Lucas se reúnen en el parque para bailar, recordar su fantástica aventura y enseñar a otros que mediante el baile pueden vivir experiencias inolvidables.
FIN.