El Robo de la Esencia Preciosa



Había una vez un pequeño pueblo llamado Alegría, donde todos los niños eran amables y sinceros.

En este lugar mágico, vivían los payasos y magos del circo "Los Felices", quienes siempre buscaban transmitir alegría y diversión a través de sus increíbles espectáculos. El líder del circo era el divertido payaso Cocoliso, quien tenía la habilidad de hacer reír a todos con solo mover su nariz roja.

Un día, mientras los artistas se preparaban para su show diario, se dieron cuenta de que algo extraño estaba ocurriendo: los niños del pueblo habían perdido su amabilidad y sinceridad. Preocupados por esta situación, Cocoliso convocó una reunión urgente con sus compañeros.

Todos estaban comprometidos en encontrar una solución para devolverle a los niños esa maravillosa cualidad que tanto los caracterizaba. "¡Amigos! Debemos descubrir qué ha pasado con la amabilidad y sinceridad de nuestros pequeños espectadores", exclamó Cocoliso preocupado.

La maga Esmeralda sugirió hacer uso de su varita mágica para investigar lo que había ocurrido. Con un movimiento elegante, pronunció las palabras mágicas y transportó al grupo a un mundo lleno de sombras y tristeza. Allí encontraron al travieso duende Marmotín jugueteando entre risas maliciosas.

Parecía ser el responsable de robar la amabilidad y sinceridad de los niños. Los artistas del circo decidieron enfrentarlo con todas sus habilidades especiales.

El equilibrista Juanito saltó sobre una cuerda floja e intentó distraer al duende, mientras la malabarista Lola lanzaba pelotas para confundirlo. Por otro lado, el mago Tito utilizó sus trucos de ilusionismo para desorientarlo.

Finalmente, Cocoliso se acercó al duende y le habló con dulzura:"Marmotín, sé que en el fondo eres un ser travieso pero también sabemos que tienes un corazón lleno de bondad. Devuélvenos la amabilidad y sinceridad de los niños, por favor". El duende quedó perplejo ante las palabras del payaso y sintió una punzada de remordimiento en su interior.

Reconociendo su error, decidió devolverles a los niños lo que les había robado. Con un chasquido de dedos mágico, Marmotín hizo que aparecieran pequeñas burbujas multicolores en el aire. Cada burbuja contenía una pizca de amabilidad y sinceridad.

Los artistas del circo tomaron las burbujas con delicadeza y comenzaron a repartirlas por todo el pueblo de Alegría. Los niños recuperaron su esencia maravillosa: volvieron a sonreír, compartir y decir siempre la verdad.

Agradecidos por haber recuperado la amabilidad y sinceridad perdidas, los habitantes del pueblo organizaron una gran fiesta en honor al circo "Los Felices". Todos disfrutaron juntos de increíbles espectáculos llenos de risas contagiosas y emociones inolvidables.

Desde aquel día, Alegría se convirtió en un lugar donde los niños valoraban la amabilidad y sinceridad como tesoros preciosos. Los payasos y magos del circo "Los Felices" continuaron visitando el pueblo cada año, recordándoles a todos la importancia de ser amables y sinceros.

Y así, gracias al poder del amor y la magia, el circo y los niños de Alegría vivieron felices para siempre.

FIN.

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