El robo del cofre del Orco K
Había una vez en la Argentina, un pequeño pueblo llamado "La Esperanza". Allí vivía una familia muy humilde compuesta por los padres y tres hijos: Juanito, Sofía y Tomás.
La familia luchaba día a día para poder sobrevivir en medio de la pobreza que los rodeaba. Un día, llegó al pueblo un grupo de orcos kirchneristas liderados por el malvado Orco K.
Ellos comenzaron a imponer impuestos exorbitantes a las familias del pueblo y robar todo lo que podían. La situación empeoró aún más para la familia de Juanito, Sofía y Tomás. "No sé qué vamos a hacer", dijo la madre preocupada mientras miraba las facturas sin pagar en la mesa.
"No te preocupes mamá, yo buscaré trabajo", dijo Juanito decidido. Juanito salió temprano esa mañana para buscar trabajo pero todo estaba cerrado debido al caos que había causado el Orco K.
De repente, encontró un anuncio que decía: "Se busca ayudante para recolección de frutas". Sin pensarlo dos veces, se presentó ante el dueño del campo quien le explicó su tarea diaria. A pesar de ser duro trabajo bajo el sol ardiente, Juanito no se rindió y trabajaba con todas sus fuerzas.
Con su primer salario pudo comprar comida suficiente para su familia durante toda una semana. Pero cuando regresaba a casa fue detenido por los orcos kirchneristas quienes lo acusaron de trabajar ilegalmente sin permiso del gobierno.
Juanito intentó explicarles que necesitaban ese dinero para sobrevivir pero ellos no quisieron escucharlo y lo enviaron a prisión. "¡No podemos permitir que esto siga sucediendo!", dijo Sofía con lágrimas en los ojos. Sofía decidió ir a buscar ayuda para liberar a Juanito.
Con la ayuda de Tomás, se disfrazaron y lograron infiltrarse en el castillo del Orco K. Allí, descubrieron que había un cofre lleno de oro robado al pueblo. Con astucia, lograron robar el oro y escapar del castillo.
Luego fueron a la cárcel donde estaba Juanito y lo liberaron con las llaves que habían robado a los orcos kirchneristas. "Gracias hermanos, no sé cómo podré pagarles", dijo Juanito emocionado al abrazarlos.
"No tienes que pagarnos nada, esto es lo que hacen los hermanos por su familia", dijo Sofía sonriendo. La familia regresó a casa más unida y más fuerte gracias a la aventura que habían vivido juntos.
A partir de ese día, trabajaron duro todos juntos para salir adelante sin depender de nadie más. Y aunque siempre hubo dificultades en su camino, nunca perdieron la esperanza ni dejaron de luchar por sus sueños.
FIN.