El robo del mapache



llena de vegetación y árboles frutales. El conejo se llamaba Tito y era muy curioso. Siempre quería explorar la isla en busca de aventuras nuevas.

Un día, mientras Tito estaba buscando comida, se encontró con un grupo de animales que nunca había visto antes. Eran unos pequeños pájaros que saltaban y cantaban alrededor de él. - ¡Hola! ¿Quiénes son ustedes? - preguntó Tito emocionado. - Somos los saltarines - respondió uno de los pájaros -.

Vivimos aquí desde siempre y conocemos cada rincón de la isla. Tito estaba asombrado con los saltarines. Nunca había visto unos pájaros tan alegres y divertidos como ellos. Desde ese momento, decidió hacerse amigo de ellos.

Los días pasaron y Tito aprendió muchas cosas sobre la isla gracias a sus nuevos amigos.

Pero algo extraño comenzó a suceder: cada vez que salían a buscar comida, algunos frutos desaparecían misteriosamente del lugar donde los habían dejado para reagarrarlos más tarde. - ¿Qué puede estar pasando? - se preguntaba Tito preocupado -. No podemos permitir que nos quiten nuestra comida así como así. Decidieron investigar quién o qué estaba detrás del robo.

Fue entonces cuando descubrieron una cueva oculta detrás de unas rocas cerca del lago central de la isla. Dentro había un mapache muy astuto que robaba todo lo que podía encontrar por ahí. - ¡Así no se hace! - exclamó Tito enfadado -.

Debemos hacer algo para evitar esto. Junto con los saltarines, Tito ideó un plan para atrapar al mapache. Consistía en tender una trampa y hacer que el mapache cayera en ella.

Así fue como lograron recuperar su comida y poner fin a los robos. Desde ese día, Tito se convirtió en el líder de la isla junto con sus amigos los saltarines.

Aprendieron a trabajar juntos para protegerse de cualquier peligro y a valorar la importancia de la amistad y la colaboración. Y así vivieron felices, explorando cada rincón de la isla llena de aventuras por descubrir.

FIN.

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