El Robot de Agustín


Había una vez un grupo de niños y niñas que asistían al cuarto grado de la escuela primaria.

Todos ellos acudían a las clases de tecnología dictadas por el profesor Agustín, pero ninguno parecía estar interesado en aprender sobre circuitos eléctricos, programación o robótica. Agustín se esforzaba mucho cada día para hacer que sus alumnos disfrutaran de su materia favorita, pero no importaba cuántas actividades divertidas hiciera, siempre parecían aburridos e indiferentes.

Un día, mientras estaban en clase, uno de los estudiantes llamado Tomás levantó la mano y preguntó: "¿Por qué tenemos que aprender todo esto? Es demasiado difícil y no tiene nada que ver con nuestras vidas".

Agustín sonrió amablemente y respondió: "Bueno Tomás, la tecnología está presente en todo lo que hacemos hoy en día. Desde nuestros teléfonos celulares hasta los carros que nos transportan. Si aprendemos cómo funciona todo eso, podemos crear cosas nuevas e innovadoras para ayudar a nuestra sociedad".

Los demás alumnos parecieron reflexionar sobre lo dicho por Agustín. Sin embargo, todavía no estaban convencidos. Pero entonces ocurrió algo maravilloso. Un día Agustín llegó a clase con un proyecto muy especial bajo el brazo.

Se trataba de un pequeño robot construido por él mismo. Los ojos de los niños se iluminaron cuando vieron al pequeño robot moverse por el escritorio del profesor. "Este robot fue creado con todo lo que hemos estado aprendiendo en clase", dijo Agustín emocionado.

"Puede hacer muchas cosas increíbles, como seguir líneas y detectar obstáculos". Los niños se acercaron a Agustín para ver más de cerca el pequeño robot.

Estaban fascinados por su funcionamiento y comenzaron a hacer preguntas sobre cómo lo había construido. Agustín sonrió al ver que finalmente sus alumnos estaban interesados en su materia favorita. Les explicó todo lo que habían aprendido hasta ahora y cómo habían aplicado esos conocimientos en la creación del robot.

A partir de ese día, los niños comenzaron a prestar mucha atención en clase de tecnología. Se dieron cuenta de lo divertido e importante que era aprender sobre circuitos eléctricos, programación y robótica.

Incluso Tomás, quien había sido el más escéptico al principio, se convirtió en uno de los estudiantes más entusiastas. Comenzó a experimentar con la programación y descubrió una verdadera pasión por la tecnología. Al final del año escolar, Agustín estaba muy orgulloso de sus alumnos.

Habían hecho proyectos increíbles utilizando todo lo que habían aprendido durante el año escolar. Los niños le agradecieron emocionados por haberles enseñado tanto sobre tecnología y prometieron seguir explorando este maravilloso mundo lleno de posibilidades gracias al profesor Agustín.

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