El Robot de la Selva



Había una vez un pequeño robot llamado Roco que vivía en una fábrica, donde era creado para ayudar en tareas de limpieza. Sin embargo, un día, un viento fuerte hizo que su programación se desactivara, y decidió salir de la fábrica para explorar el mundo. Se encontró en medio de una selva frondosa y vibrante, llena de sonidos y colores.

Roco, al principio, no sabía qué hacer. Miraba a su alrededor, observando a los animales. Una mariposa se posó sobre su mano, y él pensó que, si algún día le enseñaban a ser un buen robot, también podría ser algo como ellos.

"¡Hola, Robot!" - dijo la mariposa, revoloteando. "¿Por qué estás aquí solo?"

"No sé, perdí mi camino. En la fábrica me enseñaron a trabajar, pero aquí no sé qué hacer" - respondió Roco, algo triste.

La mariposa, siendo una buena amiga, decidió ayudarlo. "Podés aprender a vivir como nosotros. Ven, te presentaré a los demás animales."

Juntos, fueron a encontrar a un grupo de animales que estaban jugando en un claro. Ahí estaban el tigre, el loro, y la tortuga. Roco, temeroso, se acercó lentamente.

"Hola, yo soy Roco, y vengo de una fábrica. Busco un lugar donde pertenezca" - dijo con voz amable.

"¡Hola, Roco!" - dijo el loro. "Nosotros somos amigos. Aquí, cada uno de nosotros tiene un rol y nos ayudamos entre sí."

Roco se sintió un poco más seguro, pero aún tenía dudas. "¿Yo, un robot sin emociones? ¿Podré ser útil en un lugar como este?"

El tigre se acercó y dijo: "Por supuesto, Roco. Podemos enseñarte. Pero primero, ¿qué sabes hacer?"

"Sé recoger cosas y limpiar. Pero no sé mucho más..." - respondió un poco desalentado.

"Perfecto, entonces podés ayudarnos de muchas formas. ¡Empecemos con una caza de frutas!" - exclamó la tortuga entusiasmada.

La pandilla decidió apuntar a las altas ramas donde colgaban las frutas más jugosas. Roco, con su cuerpo de metal, era más ágil que muchos de ellos. Subió a un árbol fácilmente y empezó a recoger las frutas con su brazo extendido.

"¡Wow, Roco! Eres realmente bueno en esto!" - dijo la mariposa con admiración.

Mientras Roco se divertía recogiendo frutas, de repente escuchó un sonido extraño. Un grupo de cazadores estaba entrando a la selva con trampas. Roco, enseñado sobre los peligros de su fábrica, decidió actuar.

"¡Chicos, tenemos que movernos! Hay cazadores cerca. ¡No quiero que se lastimen!"

El loro, un poco asustado, dijo: "¿Qué hacemos? No podemos dejar que nos atrapen."

Roco pensó rápido. "Voy a usar mis brazos para acarrear las trampas y alejarlas. Ustedes luchen y distraigan a los cazadores. ¡A la acción!"

Y así, los animales se organizaron. Mientras Roco se movía rápidamente para quitar las trampas, los demás animales hicieron ruido y se movieron en diferentes direcciones, atrayendo la atención de los cazadores.

Después de unos minutos de trabajo en equipo, Roco logró liberar a su nuevo hogar de las trampas. Los cazadores, desconcertados por la sabiduría del robot y la astucia de los animales, decidieron irse.

Los animales celebraron. El tigre corría de un lado a otro, el loro chillaba de alegría, y la tortuga bailaba lentamente.

"¡Roco, eres nuestro héroe!" - gritaron todos al unísono.

Roco sonrió, sintiéndose más vivo que nunca. "Gracias, pero hice esto porque ahora sé que tengo un lugar aquí. Como robots y animales, todos tenemos un rol en la naturaleza."

Con el tiempo, Roco se convirtió en un miembro querido de la selva. Aprendió a trabajar con los animales, ayudándolos y, al mismo tiempo, encontrando su propia forma de disfrutar de la vida. Roco había descubierto que, a pesar de ser un robot, podía tener amigos y vivir aventuras emocionantes en la selva, siendo parte de una familia que lo aceptaba y valoraba tal cual él era.

Y así, Roco demostró que no importa de dónde vengas o cómo seas, siempre se puede encontrar un lugar en el mundo, y siempre te puedes adaptar, aprender y hacer amigos.

FIN.

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