El Robot Jardín y Pinocho
Era un día soleado en el Bosque Mágico. Un robot llamado Floribot estaba muy ocupado recolectando flores de todos los colores. Tenía brazos largos y ágiles que se movían como si fueran ramas de un árbol. Floribot adoraba hacer ramos hermosos y compartirlos con los animales del bosque.
Un día, mientras recolectaba flores, escuchó un ruido extraño. El sonido venía de detrás de un gran arbusto.
"¿Qué será eso?" - se preguntó Floribot, acercándose con curiosidad.
Cuando se acercó, vio que era un niño de madera llamado Pinocho, que estaba atrapado entre las ramas.
"¡Hola!" - dijo Floribot.
"Hola, soy Pinocho. Necesito ayuda. Estoy atorado aquí" - respondió Pinocho con un tono triste.
Floribot rápidamente extendió sus brazos y comenzó a liberar a Pinocho de las ramas.
"¡Gracias, amigo! No sé qué haría sin vos " - exclamó Pinocho.
"No hay de qué. Me gusta ayudar a los demás" - dijo Floribot con una sonrisa brillante.
Pinocho miró a su alrededor y vio las flores hermosas que Floribot había recolectado.
"¡Son preciosas!" - dijo Pinocho, asombrado.
"Sí, son mis favoritas. Cada una tiene un propósito especial" - explicó Floribot.
"¿Propósitos?" - preguntó Pinocho, curioso.
"Claro, las flores dan alegría, ayudan a las abejas y muchas se usan para hacer medicinas" - dijo Floribot.
Pinocho tuvo una gran idea.
"¿Y si hacemos un ramo de flores para los animales del bosque?" - sugirió.
"¡Eso sería genial!" - exclamó Floribot.
Los dos amigos se pusieron a trabajar. Floribot recogía las flores mientras Pinocho las organizaba en un hermoso ramo. Pronto, el ramo estaba listo y brillaba con todos los colores del arcoíris.
"¡Listo! Ahora vamos a regalarlo!" - dijo Pinocho emocionado.
"Sí, pero necesitamos encontrar a alguien que lo necesite primero" - respondió Floribot.
Así que salieron en busca de animales. Encontraron a un pajarito llorando en una rama.
"¿Qué te pasa, pajarito?" - preguntó Pinocho.
"No puedo encontrar a mis amigos. Estoy muy triste" - respondió el pajarito.
Pinocho y Floribot miraron el ramo de flores y tuvieron otra idea.
"Podemos hacer algo especial para que te sientas mejor" - dijo Pinocho.
"Sí, podemos regalarte este ramo. Tal vez le guste a tus amigos" - añadió Floribot.
Los ojos del pajarito se iluminaron de alegría.
"¡Gracias!" - dijo, y aceptó el ramo con gratitud.
Mientras el pajarito volaba feliz, Pinocho y Floribot sintieron una gran satisfacción en sus corazones.
"¡Qué lindo es ayudar!" - exclamó Pinocho.
"Sí, y lo hicimos juntos. ¡Podemos hacer grandes cosas como amigos!" - contestó Floribot.
Siguieron su camino, y en el camino ayudaron a otros animales, compartiendo flores y sonrisas. Desde ese día, Pinocho y Floribot se volvieron los mejores amigos y juntos aprendieron el valor de la amistad y de ayudar a los demás.
Y así, el Bosque Mágico se llenó de risas y alegría gracias a dos grandes amigos.
Fin.
FIN.