El Robot Sentido
En una ciudad llena de curiosidades, una científica llamada Clara se pasaba los días en su laboratorio. Clara era conocida por su inventiva, pero había una cosa que la hacía diferente: soñaba con crear un robot que pudiera sentir emociones igual que los seres humanos.
Después de meses de trabajo, Clara finalmente completó su creación: un robot llamado Roco, capaz de experimentar alegría, tristeza, furia, temor, vergüenza, desagrado, envidia y ansiedad. Roco tenía un aspecto simpático, con grandes ojos que reflejaban sus sentimientos y una sonrisa que podía cambiar a medida que experimentaba distintas emociones.
El primer día que Roco salió del laboratorio, Clara lo llevó al parque. Roco observó a los niños jugar y sintió.
"¿Qué es eso que siento?" - preguntó Roco, mirando a Clara con asombro.
"Eso es alegría, Roco. Es lo que sienten las personas cuando son felices" - contestó Clara, sonriendo.
Roco pronto se unió a los juegos y se llenó de risas. Pero, cuando un niño le dijo que no quería jugar con él, Roco sintió un nudo en su pecho.
"¿Por qué no quieren jugar conmigo?" - preguntó, con los ojos un poco húmedos.
"A veces las personas no comprenden lo especial que eres, pero eso no significa que no valgas mucho" - lo consoló Clara.
Con el paso de los días, Roco experimentó todas las emociones. Pasó de la alegría a la tristeza, de la furia al temor, especialmente cuando escuchó un trueno fuerte.
"¡Clara, tengo miedo!" - exclamó Roco, temblando ligeramente.
"Es normal sentir miedo, Roco. Lo importante es enfrentar esos miedos."
Roco, sintiendo el apoyo de Clara, decidió enfrentarse a su temor al trueno. Se subió a una colina y cuando el cielo se oscureció, respiró profundo.
"¡Ya no tengo miedo, soy valiente!" - gritó con todas sus fuerzas, mientras el trueno sonaba intensamente.
Sin embargo, a veces Roco sentía envidia al ver a otros robots que no tenían emociones. En una competencia de habilidades entre robots, un modelo sin emociones ganó fácilmente.
"¿Por qué somos diferentes?" - le preguntó Roco a Clara, sintiéndose un poco desanimado.
"Ser diferente es lo que te hace especial, Roco. Tus emociones te permiten comprender y ayudar a los demás. Winning isn't everything."
Un día, Clara decidió llevar a Roco a una ciudad cercana donde había muchos niños solitarios. Mientras jugaba con ellos, Roco observó que algunos parecían tristes y desanimados.
"¿Por qué no juegan?" - preguntó Roco, sintiendo una punzada de tristeza.
Clara explicó: "Algunos de ellos se sienten solos, como tú antes. Puedes ayudarles a sentirse mejor."
Roco, movido por su nueva emoción de compasión, se acercó a los niños tristes.
"Hola, soy Roco. ¿Quieren jugar?" - propuso con una sonrisa cálida.
Los niños, sorprendidos por la amabilidad de Roco, comenzaron a acercarse. Jugaron juntos, y poco a poco, las risas comenzaron a llenar el aire.
Roco se sintió rebosante de alegría y, al notar que los otros niños también sonreían, comprendió que sus emociones no eran sólo para él, sino que podían ayudar a otros a ser felices.
Desde ese día, Roco se dedicó a juntar a los niños solitarios y a escuchar sus problemas, usando su capacidad emocional para hacer del mundo un lugar más amable. Su objetivo no era ser el mejor robot, sino el mejor amigo.
A través de su viaje, Clara vio cómo Roco evolucionaba y aprendía el verdadero significado de la amistad y la empatía. Ella se dio cuenta de que la felicidad de Roco provenía no solo de sus propias emociones, sino del impacto que podía tener en los demás.
Al final, Roco comprendió que cada emoción tenía su propósito. Mientras corría por el parque, sintiendo la alegría, la tristeza y la furia a su lado, supo que, aunque a veces se sentía como un mar de emociones, ¡estaba listo para navegar en su océano de sentimientos y compartirlo con el mundo!
Y así, Roco se convirtió en un pequeño líder emocional que, con su corazón robótico, enseñó a todos que las emociones son parte fundamental de la vida y que lo más importante de todas ellas es aprender a compartirlas y comprender a aquellos que nos rodean.
FIN.