El Rojo del Cañón



Había una vez un niño llamado Lucas, un pequeño héroe con un gran corazón. Su color favorito era el rojo, porque representaba la fuerza y la valentía, cualidades que admiraba de su mamá, Rosa. Rosa era una mujer fuerte y generosa, siempre dispuesta a ayudar a los demás. Lucas pasaba mucho tiempo en el Cañón del Combeima, un lugar mágico donde la tierra húmeda le traía aromas refrescantes y donde florecían girasoles altos, brillantes y alegres, que iluminaban su día.

Un soleado sábado, mientras Lucas exploraba el cañón, decidió que quería hacer algo especial por su mamá. -“Voy a hacerle un regalo único. ¡Le mostraré cuán valiente puedo ser! ”- pensó. Caminó entre las flores mirando a su alrededor, cuando de repente escuchó un llanto suave que provenía de un arbusto cercano. Curioso, Lucas se acercó despacito.

Detrás del arbusto encontró un pequeño pájaro herido. -“¡Pobrecito! No puede volar. Necesita ayuda! ”- suspiró Lucas, recordando las enseñanzas de su mamá sobre cómo cuidar a los animales. Sin pensarlo dos veces, decidió llevar al pájaro a casa. Recolectó hojas y tierra húmeda para hacerle un cómodo nido improvisado.

Al llegar a su casa, Lucas le dijo a su mamá: -“Mamá, encontré a este pájaro herido, y creo que puedo ayudarlo.”- Rosa sonrió con orgullo. -“Hiciste muy bien, Lucas. A veces los héroes no llevan capa, sino un buen corazón.”-

Juntos, cuidaron del pájaro. Le dieron agua, semillas y amor. Con cada día que pasaba, el pequeño pájaro empezó a recuperarse. Lucas lo nombró —"Rojo" , en honor a su color favorito. Los días se transformaron en semanas, y Rojo comenzó a volar cortos trayectos dentro de la casa, llenando el ambiente de alegría.

Una tarde, Rosa le dijo a Lucas: -“Tal vez Rojo esté listo para volver a su hogar en el cañón. ¿Qué piensas? ”- Lucas dudó. Pensaba en lo mucho que había querido y cuidado a Rojo, pero sabía que el pájaro debía ser libre. -“Tenés razón, mamá. Rojo necesita volar, pero lo extrañaré mucho.”-

Finalmente, llegó el día. Lucas llevó a Rojo al Cañón del Combeima, rodeado de girasoles que parecían bailar al ritmo del viento. Lucas, con una sonrisa en el rostro y algo de tristeza en el corazón, le dijo a Rojo: -“Ahora es tu momento de ser libre. Volá y sé feliz.”- Con un aleteo suave, Rojo se elevó hacia el cielo y desapareció entre las nubes.

A pesar de que lo extrañaba, Lucas se sintió orgulloso. -“Mamá, hice lo correcto, ¿verdad? ”- Rosa lo abrazó. -“Por supuesto, querido. Este acto de amor muestra tu gran valentía. Siempre serás un héroe en mi corazón.”-

Desde ese día, cada vez que veía a un pájaro volar por el cañón, Lucas sonreía, recordando a su valiente amigo. Aprendió que a veces, el verdadero heroísmo es dejar ir a quienes amamos para que puedan ser libres. Y en su corazón, sabía que siempre habría un lazo especial entre él, su mamá y Rojo.

Los girasoles continuaron floreciendo y el aroma a tierra húmeda permanecía en el aire, recordándole que la valentía y el amor siempre florecen donde hay un buen corazón.

FIN.

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