El rompecabezas de la selva



Un día, Franchesca llegó a su sesión con Cristina muy emocionada. Había encontrado un rompecabezas nuevo que quería armar con ella.

"¡Hola, Cristina! ¡Mira lo que encontré en mi casa! Es un rompecabezas de cien piezas de animales de la selva", dijo Franchesca mostrando el juego. Cristina sonrió y le respondió: "¡Eso suena muy divertido! Vamos a ver si podemos armarlo juntas". Franchesca y Cristina comenzaron a trabajar en el rompecabezas.

Era difícil al principio, pero poco a poco fueron encontrando las piezas correctas y armando el dibujo. "¡Muy bien, Franchesca! Estás haciendo un excelente trabajo", dijo Cristina mientras ponía una pieza del rompecabezas. "Gracias, Cristina. Me gusta mucho hacer esto contigo", respondió Franchesca sonriendo.

De repente, Franchesca se detuvo y miró fijamente una pieza del puzzle. Parecía diferente al resto. "Cristina, esta pieza no encaja aquí. ¿Qué hago?", preguntó preocupada la niña.

Cristina examinó la pieza por un momento y luego decidió algo inesperado: "Franchesca, ¿qué tal si hacemos nuestro propio animal para agregar al rompecabezas? Podemos dibujarlo juntas". Franchesca estaba emocionada ante esa idea.

Así que sacaron lápices de colores y comenzaron a dibujar su propia criatura: una mezcla entre un elefante y un mono con rayas naranjas y verdes brillantes. Después de terminar su creación artística, la pegaron en el rompecabezas. Ahora, su animal único y original formaba parte de la selva.

"¡Mira, Cristina! ¡Lo logramos!", exclamó Franchesca emocionada mientras ponía la última pieza del puzzle. Cristina sonrió y le respondió: "Sí, lo hicimos juntas. Y además, creamos algo nuevo e interesante".

Franchesca aprendió que a veces las cosas no salen como uno espera pero siempre hay una solución creativa. Además, aprendió que trabajar en equipo puede ser divertido y gratificante.

FIN.

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