El Rostro de la Amistad
En una escuela de Buenos Aires, un grupo de amigos se encontraba en plena tarde de actividades, disfrutando de un día soleado en el patio. Entre risas y juegos, cuatro chicos destacaban: Sofía, la creativa; Lucas, el ingenioso; Valen, el deportista y Mica, la risueña. Todo parecía perfecto, hasta que decidieron grabar un video divertido para TikTok.
"¡Hagamos una coreografía!" propuso Sofía, emocionada.
"¡Sí! ¡Vamos a desafiar a los otros chicos!" agregó Valen, sin poder contener la risa.
Pero lo que comenzó como una simple broma se tornó oscuro cuando otro grupo de niños, liderado por un chico llamado Javi, comenzó a subir comentarios hirientes en el video. "Mirá a Sofía, parece un pato descoordinado" decía uno, mientras que otro añadía "Lucas, no te creas tan gracioso, solo das vergüenza".
Sofía, que al principio se había reído de los comentarios, comenzó a sentirse incómoda.
"Eso no está bien..." murmuró, intentando evitar llorar.
Valen, al darse cuenta de la angustia de su amiga, la apoyó.
"No podemos dejar que hablen así. ¡Vamos a hacer una campaña contra el bullying!"
El grupo se unió para crear un plan: diseñar carteles, hacer charlas en la escuela y, sobre todo, crear nuevos videos en TikTok promoviendo la amistad y el respeto.
"Necesitamos que todos se unan, no podemos dejar que esto siga así" dijo Mica, con determinación.
"Exacto, hay que hacerle frente al problema" añadió Lucas, decidido.
Comenzaron a trabajar en la campaña. Prepararon carteles llenos de colores y mensajes positivos. "No más insultos, solo sonrisas" y "Mirá a los ojos, no a la pantalla" se convirtieron en sus lemas. Fueron de aula en aula, compartiendo su experiencia y explicando cómo el cyberbullying podía afectar a las personas en su vida diaria.
Los niños comenzaron a apoyar su causa. La escuela se llenó de carteles y videos, pero también de energía positiva. Sin embargo, Javi y su grupo no estaban dispuestos a rendirse tan fácilmente. En respuesta, comenzaron a bromear acerca de los nuevos videos de la campaña, pero esta vez, el resto de los chicos, que antes habían disfrutado de sus burlas, comenzaron a ver la situación de otra forma.
Un día, tras una charla que había organizado Sofía, un niño se acercó a Javi.
"Oye, Javi, ¿no te parece que ya es hora de parar con las bromas? Todos debemos ser amigos, no enemigos. Mica y Valen tienen razón, esto no es divertido".
"Es solo una broma, no lo tomes a mal", respondió Javi, un poco confundido.
"Pero hay cosas que no se ven como bromas para todos. Deberías pensar en cómo te sentirías si te hicieran lo mismo a vos" le dijo, con firmeza el niño.
Esa conversación quedó resonando en Javi. Comenzó a darse cuenta de que sus comentarios herían, y con el tiempo, fue a hablar con Sofía.
"Nunca quise hacerte sentir mal. Me di cuenta de que tus videos son divertidos y que todos deberíamos estar apoyándonos y no peleándonos".
Sofía, sorprendida, sonrió y aceptó su disculpa.
"Gracias, Javi. Todos podemos aprender a ser mejores. ¡Unámonos y hagamos de nuestra escuela un lugar más divertido y amistoso!"
Así, el grupo se unió, incluyendo a Javi, y juntos comenzaron a trabajar en nuevos videos que promovían la amistad y el respeto en las redes. Las risas reemplazaron las burlas y en su escuela, el ambiente cambió completamente.
Un día, el director decidió hacer una jornada sobre cyberbullying, donde los chicos mostraron lo que habían creado. Los aplausos resonaron por todo el auditorio.
"Estamos todos juntos en esto. Gracias a cada uno que se unió a esta causa, porque si hay algo que hemos aprendido es que la amistad y el respeto son más importantes que cualquier video o clic en las redes sociales" concluyó el director, emocionado.
Desde ese día, Sofía, Lucas, Valen, Mica y Javi se convirtieron en los mejores amigos. Juntos, demostraron que incluso de la burla más dolorosa, puede nacer una hermandad basada en el amor y el respeto. Y así, la escuela brilló con risas y mensajes positivos, enseñando a todos que siempre hay lugar para el cambio y la empatía, especialmente en un mundo lleno de pantallas.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.