El rugido del parque de dinosaurios
Un día, Mateo se despertó muy temprano y fue a la habitación de su hermana Valentina. La encontró durmiendo profundamente con su peluche de dinosaurio favorito abrazado. - ¡Valen! ¡Despierta! -dijo Mateo sacudiéndola suavemente.
- ¿Qué pasa, Mateo? -preguntó Valentina bostezando. - Hoy vamos al parque de dinosaurios -dijo emocionado Mateo. - ¡Sí! ¡Quiero ver los dinosaurios! -exclamó Valentina saltando de la cama. Los dos hermanos se vistieron rápidamente y desayunaron con entusiasmo.
Después, salieron corriendo hacia el parque de dinosaurios que estaba en las afueras del pueblo. Cuando llegaron, quedaron impresionados por lo grande que era el parque y por los enormes dinosaurios que había en él.
Había un Tiranosaurio Rex gigante que movía la cabeza y emitía sonidos aterradores, un Triceratops con cuernos largos y puntiagudos, un Velociraptor veloz y astuto, entre otros más pequeños como el Stegosaurus o el Parasaurolophus. Mateo y Valentina recorrieron todo el parque maravillados.
Aprendieron sobre las diferentes especies de dinosaurios y cómo vivían hace millones de años atrás. También aprendieron sobre la importancia de cuidar la naturaleza para preservar a los animales actuales e incluso a las especies extintas como los dinosaurios.
De repente, mientras estaban observando al Tiranosaurio Rex moverse lentamente frente a ellos, escucharon un fuerte rugido. Mateo y Valentina se asustaron y corrieron hacia la salida del parque. - ¡Vamos rápido, Valen! -gritó Mateo tomando a su hermana de la mano.
Cuando llegaron a la entrada, vieron que el rugido provenía de un altavoz que estaba camuflado entre los árboles. Se sintieron aliviados y rieron por haberse asustado tanto.
De regreso a casa, Mateo y Valentina estaban muy contentos por su aventura en el parque de dinosaurios. Habían aprendido mucho sobre los animales prehistóricos y también sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. - ¿Qué fue lo que más te gustó del parque, Vale? -preguntó Mateo curioso.
- Me encantó el Triceratops con sus cuernos largos -respondió Valentina sonriendo-. Y tú, ¿cuál fue tu dinosaurio favorito? - El Velociraptor porque era muy astuto e inteligente -dijo Mateo pensativo-. Pero todos eran impresionantes.
Los dos hermanos se acostaron esa noche soñando con volver algún día al parque de dinosaurios para seguir descubriendo más sobre estas criaturas fascinantes.
FIN.