El sabio búho Lunita


Lunita. Lunita era un búho curioso y travieso que vivía en un frondoso bosque junto a sus amigos del bosque: el zorro Ojitos, la ardilla Cascabel y el conejo Saltarín.

Todos los días, Lunita se divertía jugando entre las ramas de los árboles, observando maravillado el mundo que lo rodeaba. Un soleado día de primavera, Lunita decidió explorar un árbol gigante que nunca antes había escalado.

Emocionado, comenzó a trepar por el tronco robusto y las ramas altas. Sin embargo, al llegar a la cima, una rama se rompió repentinamente y Lunita cayó al suelo con un golpe fuerte. - ¡Ay! ¡Qué dolor! -exclamó Lunita mientras intentaba levantarse. Ojitos, Cascabel y Saltarín corrieron hacia él alarmados.

- ¿Estás bien, Lunita? -preguntó preocupada Cascabel. - Me duele mucho aquí -dijo señalando su alita lastimada. Los amigos de Lunita lo ayudaron a regresar a su nido en lo alto de un árbol cercano.

Allí le curaron la herida con hojas frescas y agua limpia. A pesar del dolor, Lunita mantuvo la valentía y la esperanza de recuperarse pronto. Días pasaron y la herida de Lunita sanaba lentamente gracias a los cuidados amorosos de sus amigos.

Mientras tanto, aprendió una gran lección sobre la importancia de ser prudente al jugar en lugares peligrosos y escuchar los consejos de quienes lo querían.

Una mañana fresca de verano, cuando el sol brillaba en lo alto del cielo azul, Lunita finalmente pudo extender sus alas nuevamente sin sentir dolor alguno. Sus amigos lo animaron a volar juntos por el bosque para celebrar su total recuperación. - ¡Eres todo un guerrero valiente, Lunita! -exclamó Saltarín emocionado.

- Gracias por estar siempre allí para mí -agradeció Lunita con lágrimas en sus ojos. Desde ese día en adelante, Lunita continuó siendo tan juguetón como siempre pero aprendiendo a ser más cauteloso en sus aventuras.

Siempre recordaría cómo el apoyo incondicional de sus amigos lo ayudó a superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

Y así fue como el pequeño búho llamado Lunita descubrió que no importaba cuán grande fuera el desafío; con amor, amistad y determinación todo podía ser superado.

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