El Sabio Búho y la Oveja Perdida



Había una vez un búho muy sabio llamado Don Sabio que vivía en un alto árbol del bosque. Cada noche, cuando la luna brillaba y las estrellas parpadeaban, salía a volar "/whoo whoo/" por distintos lugares, ayudando a los animales que se encontraban en apuros.

Una tarde, mientras Don Sabio se deslizaba sobre el campo, escuchó un sonido muy lastimoso que provenía de un pequeño prado. "¡Mmm, mmm, mmmm!", dijo el viento, soplando suavemente. El búho se acercó y vio a una oveja solitaria que lloraba desconsolada.

"¿Qué te pasa, pequeña oveja?" - preguntó Don Sabio con su voz suave y tranquilizadora.

"¡Oh, Don Sabio! He perdido a mi manada y no sé cómo encontrar el camino. Las estrellas y el sol no me ayudan a orientarme!" - sollozó la oveja.

"No te preocupes, estoy aquí para ayudarte." - respondió el búho confiado.

Entonces, extendió sus alas y comenzó a girar en círculos, haciendo "/flap, flap, flap/". La oveja lo miraba con ojos grandes y esperanzados.

"Recuerda, lo más importante es mantener la calma. Escucha atentamente y sigue mis consejos. Primero, ¿puedes recordar el sonido de tu manada?" - sugirió el búho.

"Sí, ellos dicen: ‘¡beee, beee! ’. ¡Pero no lo escucho aquí!" - exclamó la oveja, con la cabeza baja.

"Concentrate y escucha con atención. La naturaleza siempre tiene un camino para quienes buscan con el corazón. ¡Veamos si puedes escuchar el eco de su sonido!" - dijo Don Sabio.

La oveja cerró los ojos y respiró profundamente, mientras Don Sabio suavemente hacía "/whoo whoo/" para guiarla. De repente, la oveja comenzó a escuchar un sonido lejano. ¡Era!"¡Beee, beee!" - gritó de alegría.

"¡Muy bien! Ahora sigue esos sonidos y mantente firme. Vamos, sígueme, ¡vuelvo a hacer /flap, flap, flap/!" - emocionó el búho.

Juntos comenzaron a caminar, pero su camino estaba lleno de obstáculos. Un arroyo rugía y hacía "/splash, splash/" al caer. La oveja se detuvo un momento, asustada.

"No te preocupes, pequeña. ¡En el bosque también hay piedras que chocan! Solo debes saltar con determinación. ¡Haz como si fueras un conejo!" - animó Don Sabio.

La oveja tomó aire y, con un rápido "¡salto!", logró cruzar el arroyo. "/splash/" resonó mientras sus patitas tocaban el otro lado.

Continuaron su viaje, y poco después, se encontraron con un grupo de piedras que hacían un ruido extraño. "¡Ruidito, ruidito!" decían al tocarse entre sí.

"¿Cómo voy a pasar por ahí?" - preguntó la oveja con un poco de miedo.

"Solo confía en ti misma. Tienes que ser valiente. Con un pequeño empujoncito de tus patas tendrás éxito" - dijo el búho.

La oveja respiró hondo y, con un gran esfuerzo, se abrió paso, haciendo "/clap, clap/" al rodear las piedras.

Luego de algunas aventuras, el sonido de "¡beee, beee!" se hacía más fuerte. El corazón de la oveja dio un brinco de felicidad.

"¡Estamos cerca! ¡No te rindas!" - dijo Don Sabio mientras coronaba la cima de una pequeña colina. Cuando miraron hacia abajo, la oveja gritó de alegría.

"¡Allí está mi manada!" - exclamó, saltando de felicidad. Al ver a sus compañeros al otro lado, lanzó un "¡bee!" de felicidad.

"Lo lograste, pequeña. Con calma y un poco de ayuda, encontraste el camino." - dijo el búho.

La oveja, emocionada, se despidió. "Gracias, Don Sabio. Siempre recordaré tus palabras y el sonido de tu ‘whoo whoo’ como guía. ¡Hasta pronto!"

Y con un batir de alas, el búho voló hacia el horizonte, haciendo "/whoo whoo/". Aquella noche, no solo había ayudado a una oveja, sino que un par de sueños también habían cobrado vida en el corazón de un pequeño animal, enseñándole a ser valiente y a nunca perder la esperanza.

FIN.

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