El Sabio Cuerpo de Don Tomás



En un pequeño barrio de Buenos Aires vivía Don Tomás, un hombre amable y cariñoso que se había ganado el corazón de todos los niños del vecindario.

Era como un abuelo para ellos, siempre dispuesto a escuchar sus historias, enseñarles cosas nuevas y ayudarlos en lo que necesitaran. Un día, mientras jugaban en el parque, los niños notaron que algo estaba mal con Don Tomás. Lo vieron caminar con dificultad y parecía tener mucho dolor en su espalda.

Preocupados por él, se acercaron corriendo. "Don Tomás, ¿está usted bien?", preguntó Pedro, uno de los niños más grandes del barrio. Don Tomás sonrió débilmente y respondió: "No te preocupes, querido Pedro.

Solo tengo un poco de dolor en la espalda". Los demás niños rodearon a Don Tomás y le pidieron que les contara qué le había pasado.

"Bueno chicos", comenzó Don Tomás mientras se sentaba en un banco del parque, "hace muchos años fui jugador profesional de fútbol. Un día durante un partido importante me lesioné la espalda". Los ojos de los niños se abrieron sorprendidos al escuchar esto. Ellos no podían imaginar a Don Tomás como futbolista.

"Pero eso fue hace mucho tiempo", continuó Don Tomás. "Desde entonces he tenido problemas con mi espalda cada tanto". Los niños estaban preocupados por su amigo y querían ayudarlo de alguna manera.

-¿Hay algo que podamos hacer para ayudarte? -preguntó Martina con una mirada llena de determinación. Don Tomás sonrió y dijo: "En realidad, hay algo que podrían hacer. Podrían aprender sobre la importancia de cuidar su cuerpo y mantenerlo fuerte y saludable". Los niños asintieron emocionados.

Querían aprender todo lo que Don Tomás pudiera enseñarles. —"Primero" , comenzó Don Tomás, "es importante hacer ejercicio regularmente. Pueden jugar al fútbol, andar en bicicleta o simplemente salir a correr en el parque".

Los niños tomaron nota mental de todas las actividades que mencionaba Don Tomás. "Además", continuó Don Tomás, "es fundamental tener una buena postura al sentarse y caminar. Esto ayuda a mantener nuestra espalda sana y evita lesiones".

Los niños se enderezaron inmediatamente, tratando de imitar la postura correcta que les mostraba Don Tomás. "Y por último", concluyó Don Tomás, "una alimentación balanceada es clave para tener un cuerpo fuerte. Coman frutas, verduras y eviten los alimentos procesados en lo posible". Los niños escuchaban atentos mientras asentían con la cabeza.

A partir de ese día, los niños del barrio se comprometieron a seguir los consejos de Don Tomás. Jugaron más deportes juntos, mejoraron su postura y empezaron a comer más saludablemente.

Con el tiempo, notaron cómo sus cuerpos se volvían más fuertes y sanos. Y aunque todavía extrañaban ver a Don Tomás jugar al fútbol como antes, estaban felices de poder ayudarlo manteniéndose ellos mismos saludables.

Don Tomás estaba orgulloso de sus pequeños amigos y les agradeció por escucharlo y poner en práctica sus consejos. "Ustedes son el futuro del barrio, chicos", les dijo con una sonrisa. "Si siguen cuidando su cuerpo, podrán lograr grandes cosas".

Los niños se despidieron de Don Tomás con abrazos y prometieron seguir esforzándose para mantenerse saludables. Y así, gracias a la sabiduría de Don Tomás, los niños aprendieron que cuidar su cuerpo era fundamental para vivir una vida feliz y llena de energía.

FIN.

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