El Sabio de la Selva



Había una vez un niño llamado Miguel y su novia Valery, quienes decidieron ir de excursión a la selva para explorarla y disfrutar de la naturaleza.

Llevaban consigo sus mochilas con agua, comida y una linterna, pero se adentraron tanto en el bosque que terminaron perdiéndose. "¡Valery, creo que nos hemos perdido!", exclamó Miguel preocupado. "Tranquilo Miguel, seguro encontraremos el camino de regreso", respondió Valery tratando de mantener la calma.

Mientras intentaban buscar alguna señal conocida para orientarse, escucharon unos ruidos extraños provenientes de los arbustos cercanos. Con valentía, decidieron acercarse para investigar y descubrieron a un grupo de monos traviesos jugando entre ellos.

"¡Mira Miguel, son monitos! Tal vez nos puedan ayudar a salir de aquí", dijo Valery emocionada. Los monos parecían curiosos por la presencia de los dos jóvenes y empezaron a guiarlos por un estrecho sendero en medio del bosque.

Después de caminar un buen trecho, llegaron a un claro donde encontraron una cabaña rustica habitada por un amable anciano llamado Don Antonio. "Buenas tardes jóvenes ¿se han perdido?", preguntó amablemente Don Antonio. "Sí señor, no encontramos el camino de regreso", respondió Miguel algo apenado.

Don Antonio les ofreció comida caliente y les contó historias fascinantes sobre la selva mientras esperaban que anocheciera para emprender juntos el regreso.

Les enseñó cómo leer las estrellas para orientarse en la noche y les dio algunas recomendaciones útiles para futuras expediciones. Finalmente, con la ayuda del sabio consejo de Don Antonio y siguiendo las estrellas como guía, Miguel y Valery lograron encontrar el camino de regreso a casa sano y salvo.

Aprendieron la importancia de estar preparados antes de aventurarse en lugares desconocidos y valoraron la ayuda desinteresada que recibieron en su momento de necesidad.

Desde ese día, Miguel y Valery siguieron explorando juntos nuevos lugares pero siempre recordando las lecciones aprendidas en aquella inolvidable aventura en la selva. Y así vivieron felices disfrutando cada nueva experiencia con sabiduría y valentía.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!