El sabio señor de la guitarra



Había una vez una nena llamada Sofía que era muy traviesa y curiosa.

Un día, mientras jugaba con sus amigos en el parque, perdió la noción del tiempo y se dio cuenta de que ya era tarde para volver a casa. Sofía comenzó a caminar por las calles del barrio sin saber qué hacer ni adónde ir. Cada vez tenía más hambre y su estómago comenzaba a gruñirle como un león.

De repente, vio un puesto de comida en la esquina de la calle y decidió acercarse. "¡Hola! ¿Qué venden?", preguntó Sofía al hombre detrás del mostrador. "Hola, pequeña. Vendemos empanadas caseras recién hechas", respondió el hombre con una sonrisa amable.

Sofía no lo dudó ni un segundo y compró dos empanadas. Mientras las comía, pensaba en cómo explicarle a su mamá por qué había llegado tarde a casa. "¿Y si me regaña? ¿Y si se enoja mucho conmigo?", pensaba Sofía preocupada.

De repente, escuchó una música muy bonita que venía de la plaza cercana. Decidió seguir el sonido hasta llegar al kiosco donde estaba tocando un señor mayor con su guitarra.

"¡Wow! ¡Eso es genial!", exclamó Sofía emocionada mientras bailaba al ritmo de la música.

El señor mayor se acercó a ella y le preguntó:"¿Por qué estás sola aquí?"Sofía le contó toda su historia: cómo había perdido la noción del tiempo mientras jugaba con sus amigos, cómo había comprado las empanadas y cómo estaba preocupada por lo que su mamá le diría al llegar a casa. "No te preocupes, pequeña. La mejor forma de enfrentar los problemas es con sinceridad y arrepentimiento.

Si le explicas la verdad a tu mamá y le muestras que estás arrepentida, seguramente ella entenderá", dijo el señor mayor. Sofía se sintió mucho más tranquila después de hablar con el señor mayor. Decidió volver a casa y contarle todo a su mamá.

Al llegar, su mamá estaba muy preocupada por ella pero Sofía explicó toda la situación con sinceridad y arrepentimiento. "Lo importante es que estés bien, Sofi.

Me alegra saber que has aprendido una valiosa lección hoy", dijo su mamá mientras la abrazaba fuerte. Desde ese día, Sofía aprendió que siempre debemos ser sinceros cuando cometemos un error y pedir disculpas si es necesario.

Además, nunca olvidará esa tarde en la plaza donde descubrió la música y encontró un buen consejo en el señor mayor.

FIN.

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