El Sabio y la Ardilla
Dante era un niño muy aventurero y curioso. Siempre estaba buscando nuevas cosas que hacer y lugares para explorar. Un día, decidió salir a dar un paseo en su trisiclo por el bosque cercano a su casa.
Mientras pedaleaba entre los árboles, Dante se dio cuenta de que había perdido el camino de regreso a casa. Intentó recordar cómo había llegado allí, pero todo lo que veía parecía igual. Comenzó a sentirse asustado e inseguro.
-¿Qué voy a hacer ahora? -se preguntó Dante- ¿Cómo voy a encontrar mi camino de vuelta? De repente, escuchó un ruido extraño detrás de él. Se giró y vio una ardilla saltando entre las ramas de los árboles.
-Hola amiguita -dijo Dante sonriendo-. ¿Me puedes ayudar a encontrar mi camino de vuelta a casa? La ardilla asintió con la cabeza y comenzó a correr por las ramas del árbol mientras Dante la seguía con su trisiclo.
Después de unos minutos, llegaron al borde del bosque donde había una pequeña cabaña. -¡Mira! -exclamó Dante sorprendido-. ¿Quién vive aquí? En ese momento, salió un hombre mayor vestido con ropa cómoda y una barba blanca larga.
-Buenos días joven -dijo el hombre-. Me llamo Tomás y vivo aquí solo en esta cabaña desde hace muchos años. Dante se presentó y le explicó su situación al anciano. -No te preocupes joven amigo -le dijo Tomás sonriendo-.
Te ayudaré a encontrar tu camino de vuelta a casa. Tomás le ofreció un mapa y le explicó cómo llegar a su casa. Dante se sintió aliviado y agradecido por la ayuda del anciano. -Muchas gracias Tomás -dijo Dante-.
No sé qué habría hecho sin ti. -Nunca subestimes el poder de pedir ayuda cuando lo necesitas -le dijo Tomás sabiamente-. A veces, incluso los más pequeños necesitan una mano amiga para encontrar su camino en la vida.
Dante asintió con la cabeza y prometió recordar esa lección. Con el mapa en la mano, montó en su trisiclo y comenzó su viaje de regreso a casa.
Esta vez, siguiendo las indicaciones del anciano, no tuvo problemas para encontrar el camino correcto. Cuando llegó a casa, sus padres estaban preocupados por él ya que había pasado mucho tiempo fuera. -¿Dónde has estado? -preguntaron sus padres sorprendidos-.
¿Estás bien? Dante les contó toda la historia sobre cómo se perdió en el bosque, pero encontró ayuda en un hombre sabio llamado Tomás y una ardilla amigable que lo guiaron hasta su casa.
-Qué aventura tan emocionante -exclamaron sus padres sonriendo- ¡Pero estamos muy contentos de tenerte de vuelta! Desde ese día en adelante, Dante aprendió que siempre puede buscar ayuda cuando se sienta perdido o confundido. Y aunque nunca volvió al bosque solo otra vez, siempre recordará esa experiencia como una aventura memorable e inspiradora.
FIN.