El sabio y las rosas



En un hermoso pueblo llamado Villa Sabiduría, vivía un sabio llamado Antonio. Antonio era conocido por su gran sabiduría y por ser un amante de la chirimoya.

Sin embargo, tenía un gran temor a las rosas debido a las dolorosas espinas que poseían. Un día, mientras paseaba por el jardín del pueblo, Antonio divisó un hermoso rosal lleno de exuberantes rosas. Sin darse cuenta, se acercó demasiado y una de las espinas del rosal le pinchó el dedo.

Antonio sintió un agudo dolor y lágrimas brotaron de sus ojos. En ese momento, comprendió que, aunque las rosas eran hermosas, también tenían espinas peligrosas. Decidió alejarse del rosal y reflexionar sobre lo sucedido.

Entendió que, al igual que las rosas, las cosas hermosas a veces pueden ocultar peligros, y que era importante ser precavido y cuidadoso. Desde ese día, Antonio enseñó a los niños del pueblo la importancia de la prudencia y el cuidado.

Les contó la historia de su encuentro con las espinas de las rosas y les transmitió su sabiduría. Los niños aprendieron a valorar la belleza, pero también a ser precavidos y a estar atentos a los posibles peligros.

Antonio continuó disfrutando de su amada chirimoya, pero ahora con una nueva comprensión de la vida.

FIN.

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