El sabor de la creatividad



Había una vez una niña llamada Ana, a la que le encantaba comer helado.

Todos los días, después de la escuela, Ana iba a la heladería que quedaba a dos cuadras de su casa para disfrutar de su sabor favorito: dulce de leche con chips de chocolate. Un día soleado y caluroso, Ana decidió ir a la heladería como de costumbre.

Se puso sus zapatillas blancas, se peinó su larga cabellera negra y salió corriendo hacia el lugar donde sabía que la esperaba un delicioso helado.

Al llegar a la heladería, se encontró con una sorpresa: ¡había un concurso de decoración de cucuruchos! El dueño del local les explicó a todos los niños que debían decorar sus cucuruchos con los ingredientes más creativos que pudieran encontrar en la heladería. El ganador tendría como premio un año entero de helado gratis. Ana estaba emocionada y decidió participar en el concurso.

Observó detenidamente todos los ingredientes disponibles: chispas de colores, gomitas, granas de chocolate, cerezas confitadas y muchas cosas más. Se puso manos a la obra y comenzó a decorar su cucurucho con mucha dedicación y creatividad.

Después de unos minutos intensos de trabajo artístico, todos los niños terminaron sus creaciones y el dueño del local las observó detenidamente.

Finalmente anunció al ganador: ¡Ana había creado el cucurucho más hermoso y original! -¡Felicidades Ana! Tu cucurucho es una verdadera obra maestra -dijo el dueño mientras le entregaba su premio. Ana no podía creerlo: ¡un año entero de helado gratis! Estaba tan feliz que no paraba de sonreír.

Agradeció emocionada al dueño y se sentó en una mesa para disfrutar no solo del premio sino también del delicioso helado que tanto le gustaba. Mientras saboreaba cada cucharada de dulce tentación, Ana pensaba en lo importante que era ser creativo y ponerle pasión a todo lo que hacemos.

Ese día aprendió que cuando hacemos las cosas con amor y dedicación, siempre podemos lograr grandes cosas.

Y así, entre risas y sabores dulces, Ana disfrutó de uno de los días más especiales e inolvidables gracias a su amor por el helado y su increíble talento para la decoración. Porque al final del día, lo importante no es solo ganar un premio sino disfrutar cada momento como si fuera único e irrepetible.

FIN.

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