El sabor de la hermandad



Lola era una niña muy dulce y amante de los helados. En especial, su sabor favorito era el de frutilla.

Siempre que tenía la oportunidad, pedía a sus padres que la llevaran a la heladería para disfrutar de un cono bien grande. Pero lo que más le gustaba a Lola, era tomar su helado en la playa mirando el mar.

Sentada en la arena, escuchando las olas y sintiendo la brisa en su rostro mientras saboreaba cada cucharada del cremoso postre. Un día, Lola decidió hacer algo diferente.

Le pidió a su mamá que le comprara un paquete de galletitas y un frasco de mermelada casera de frutillas para hacer un sándwich helado en casa y llevarlo a la playa. "¿Qué estás haciendo, Lola?", preguntó su hermano mayor curioso. "Estoy haciendo mi propio sándwich helado con galletitas y mermelada casera", respondió ella emocionada.

"¡Eso suena delicioso! ¿Me enseñas cómo se hace?" dijo él entusiasmado. Lola compartió con él su receta secreta y juntos prepararon varios sándwiches para llevar a la playa. Cuando llegaron al lugar, se sentaron frente al mar como siempre lo hacían.

De repente, una ola muy fuerte vino hacia ellos e hizo volar uno de los sándwiches por los aires. Los dos hermanos corrieron detrás del postre pero no pudieron encontrarlo entre las olas. "¡Mi sándwich!", gritó Lola triste. "No te preocupes, Lola.

Lo importante es que estamos juntos y podemos disfrutar del hermoso día en la playa", dijo su hermano tratando de animarla.

Lola entendió que lo más importante era vivir el momento presente y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida junto a las personas que amaba. A partir de ese día, cada vez que iban a la playa, Lola y su hermano preparaban sándwiches helados caseros para compartir con sus amigos y familiares.

Y aunque alguna vez perdían alguno entre las olas, siempre se divertían buscándolos juntos.

Así fue como Lola descubrió que la felicidad no estaba en el sabor del helado o en tener todas las cosas materiales que quisiera, sino en compartir momentos especiales con los seres queridos y aprender a valorar lo que realmente importa.

FIN.

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