El sabor de la vida



En un mercado bullicioso y colorido, donde las frutas y verduras brillaban como estrellas, vivía Don José, un anciano amante de la naturaleza y los sabores frescos.

Todos los días, recorría cada puesto con una sonrisa en el rostro, disfrutando del aroma a tierra húmeda y vegetales maduros que inundaba el lugar. Un día soleado de primavera, mientras paseaba entre los puestos, Don José se detuvo frente a una montaña de tomates rojos y jugosos.

Cerró los ojos y aspiró profundamente, dejándose llevar por el delicioso olor que desprendían.

De repente, algo mágico sucedió: ¡Don José comenzó a percibir no solo el olor de los tomates, sino también sus sabores!"¡Oh! ¡Qué maravilla es esto!", exclamó Don José sorprendido. Los vendedores lo miraron extrañados al verlo tan emocionado frente a los tomates. Algunos se rieron disimuladamente mientras otros simplemente lo ignoraron.

"¿Estás bien, Don José?", preguntó la señora Rosa, la vendedora de frutas del puesto vecino. "¡Estoy mejor que nunca! Acabo de descubrir algo increíble", respondió él con entusiasmo. Don José siguió su recorrido por el mercado sin poder contener su emoción.

Cada vez que olfateaba alguna fruta o verdura, podía percibir todos sus sabores en su mente: desde la dulzura de las manzanas hasta la acidez de los limones. Era como si hubiera adquirido un superpoder culinario inesperado.

Pero la verdadera magia comenzó cuando llegó al puesto de Doña Marta, famosa por tener las mejores zanahorias crujientes del mercado.

Al acercarse a ellas, Don José sintió un cosquilleo en la nariz y luego experimentó algo extraordinario: ¡comenzó a escuchar voces!"¡Soy una zanahoria fresca y jugosa lista para ser parte de tu ensalada!", decía una voz aguda y animada. Don José parpadeó incrédulo ante esta revelación. Miraba a su alrededor buscando quién hablaba pero no veía nada fuera de lo común.

"¿Estás escuchando lo mismo que yo?", preguntó confundido a Doña Marta. Ella asintió con una sonrisa cómplice en el rostro. Parecía saber exactamente lo que estaba pasando con Don José. "Las verduras tienen mucho más para ofrecer de lo que imaginamos", explicó Doña Marta.

"Cuando uno las trata con amor y respeto, pueden compartir sus historias e ingredientes secretos contigo".

Desde ese día en adelante, Don José visitaba el mercado no solo para comprar alimentos frescos sino también para escuchar las historias que cada fruta y verdura tenía para contarle. Aprendió a apreciar aún más la naturaleza y todo lo que nos brinda generosamente si estamos dispuestos a escucharla con el corazón abierto.

Y así fue como Don José se convirtió en un cocinero excepcional capaz de crear platos únicos llenos de sabor e historia gracias a su don especial para percibir los sabores ocultos en cada ingrediente del mercado.

FIN.

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