El sacrificio de Diego y Juan



Había una vez en un barrio muy tranquilo de Buenos Aires dos amigos llamados Diego y Juan.

Diego era un chico muy alegre y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, mientras que Juan era más reservado y pensaba mucho antes de actuar. Un día, mientras paseaban por el parque, encontraron a un perrito callejero herido. Diego inmediatamente quiso llevarlo al veterinario para que lo curaran, pero Juan tenía dudas.

"Diego, ¿estás seguro de que debemos gastar dinero en curar a este perrito? Podríamos usar ese dinero para cosas más importantes", dijo Juan con preocupación.

Diego miró al perrito con tristeza y le respondió: "Juan, sé que el dinero es importante, pero también lo es ayudar a los que lo necesitan. No podemos dejar a este pobre animal sufriendo". Finalmente, convencieron a Juan de llevar al perrito al veterinario.

El veterinario les dijo que el perro tenía una pata rota y necesitaría cirugía para poder caminar nuevamente. Los dos amigos se miraron preocupados, sabían que la cirugía sería costosa. Después de pensar mucho sobre qué hacer, recordaron algo importante que habían aprendido en la escuela: el utilitarismo.

Recordaron que esta corriente ética sostiene que una acción es buena si produce felicidad o bienestar para la mayoría de las personas involucradas.

"Juan, creo que aunque nos cueste dinero ayudar a este perro herido nos traerá mucha felicidad saber que hicimos lo correcto", expresó Diego con determinación. "Tienes razón, Diego. Aunque nos cueste sacrificio económico, ver al perro recuperarse nos llenará de alegría", contestó Juan finalmente convencido. Decidieron pagar por la cirugía del perrito y cuidarlo durante su recuperación en casa.

Después de unas semanas, el perro se había recuperado por completo y estaba saltando de alegría junto a sus nuevos amigos.

Diego y Juan comprendieron entonces la importancia de tomar decisiones moralmente correctas basadas en el bienestar común y no solo en beneficio propio. Aprendieron que ayudar a los demás puede traer satisfacción personal y construir relaciones sólidas basadas en valores como la solidaridad y la empatía.

Desde ese día en adelante, Diego y Juan continuaron siendo grandes amigos inseparables e inspirando a otros con su actitud positiva hacia los demás.

FIN.

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