El salón de la empatía
Había una vez en un alegre salón de clases, donde todos los niños y niñas jugaban juntos y se divertían mucho. Pero un día, algo extraño comenzó a suceder.
Algunos niños empezaron a burlarse de otros por ser diferentes. Lucas era muy bueno en matemáticas, pero Martina se reía de él porque no sabía dibujar tan bien como ella.
Por otro lado, Julieta era la mejor corriendo en el patio, pero Tomás se burlaba de ella porque no sabía leer tan rápido como él. La maestra Laura notó que algo andaba mal y decidió hablar con sus alumnos.
Les explicó lo importante que es ser amables y respetuosos con todos, sin importar las diferencias que puedan tener. Les contó sobre la empatía, que significa ponerse en el lugar del otro para entender cómo se sienten. "¿Por qué creen que es importante ser empáticos?", preguntó la maestra Laura.
"¡Para no lastimar los sentimientos de los demás!", respondió Ana. —"Exacto" , dijo la maestra sonriendo. "Todos somos únicos y especiales a nuestra manera". Los niños reflexionaron sobre las palabras de su maestra y decidieron hacer un cambio.
Lucas ayudaría a Martina a mejorar sus sumas y restas, mientras que Martina le enseñaría a dibujar bonitas flores. Julieta leería cuentos junto a Tomás para practicar juntos. Con el tiempo, el salón volvió a estar lleno de risas y alegría como antes.
Los niños aprendieron que cada uno tenía talentos diferentes y eso los hacía especiales. Aprendieron a respetar las diferencias y valorar las cualidades únicas de cada uno.
Y así, gracias a la empatía y la tolerancia, el salón se convirtió en un lugar donde todos eran aceptados tal como eran, sin juicios ni burlas.
Desde ese día, Lucas siguió siendo el mejor en matemáticas, Martina mejoró mucho sus dibujos, Julieta disfrutaba leyendo historias con Tomás; pero lo más importante fue que todos aprendieron una gran lección: ser amables y comprensivos con los demás siempre trae felicidad para todos. Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡Qué lindo es aprender juntos!
FIN.