El saltarín valiente


Había una vez, en la hermosa selva de Argentina, una familia de bambis que vivía felizmente entre los árboles y la vegetación exuberante.

Mamá Bambi estaba esperando un nuevo integrante de la familia, y todos los demás bambis estaban entusiasmados por conocer a su hermanito. Un soleado día, llegó el momento tan esperado. Mamá Bambi dio a luz a un pequeño bambio con una patita más corta que la otra.

Al verlo, mamá se preocupó mucho y no sabía qué hacer. El pobre bebé no podía caminar correctamente y se caía al suelo cada vez que intentaba dar un paso.

Mamá Bambi decidió llevar al pequeño bambio ante el Gran Sabio de la Selva para pedirle ayuda. Cuando llegaron, el Gran Sabio examinó al pequeño bambio con ternura y le dijo a mamá: "No te preocupes, querida mamá. Tu hijo es especial y único".

El Gran Sabio explicó que aunque el bambio tenía una patita distinta, eso no lo hacía menos valioso ni menos capaz de ser feliz. Le aseguró a mamá Bambi que estarían allí para ayudarlo en todo momento.

A medida que pasaban los días, el pequeño bambio comenzó a explorar su entorno con curiosidad e ilusión. Aprendió a moverse utilizando sus otras tres patitas mientras balanceaba delicadamente su patita más corta.

Los otros animales del bosque también notaron la diferencia del pequeño bambio y algunos comenzaron a reírse de él cruelmente. Pero sus nuevos amigos más cercanos, como Tito el conejo y Lila la ardilla, siempre estaban a su lado para animarlo y levantarle el ánimo.

Un día, mientras jugaba cerca de un arroyo, el pequeño bambio descubrió algo sorprendente. Aunque no podía correr tan rápido como los demás bambis, tenía una habilidad especial para saltar alto y con gracia.

¡Era un excelente saltador! A medida que crecía, el pequeño bambio se convirtió en el mejor saltador de toda la selva. Los otros animales quedaban asombrados por sus acrobacias y lo admiraban profundamente.

Un día, cuando todos los animales del bosque se reunieron para celebrar su cumpleaños, el pequeño bambio dio un gran salto desde una roca alta. Todos aplaudieron emocionados y le dieron las gracias por enseñarles que ser diferente es algo hermoso. Desde ese día en adelante, nadie volvió a burlarse del pequeño bambio.

Todos aprendieron que cada uno tiene sus propias habilidades especiales y que debemos aceptarnos tal como somos. El Gran Sabio de la Selva sonrió orgulloso al ver cómo el pequeño bambio había superado todas las dificultades con valentía y amor propio.

Le dijo: "Pequeño bambio, has demostrado a todos que no importa cómo nos veamos por fuera; lo importante es quiénes somos en nuestro corazón". Y así, el pequeño bambio vivió felizmente rodeado de amigos verdaderos que lo amaban tal como era.

Y aunque todavía tenía una patita más corta que la otra, nunca dejó de saltar alto hacia sus sueños. Fin.

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