El salto heroico



Había una vez un valiente y curioso sapo llamado Tío Sapo. Siempre estaba en busca de aventuras emocionantes y no había nada que le gustara más que ir a fiestas.

Un día, se enteró de una gran fiesta en el cielo organizada por las nubes. La noticia lo emocionó tanto que decidió asistir. Tío Sapo saltó y saltó hasta llegar al cielo, donde encontró una hermosa reunión llena de risas y música.

Todos los animales del bosque estaban allí, bailando y divirtiéndose juntos. En medio de la fiesta, Tío Sapo se encontró con su amigo Gallote, un gallo muy valiente.

Ambos comenzaron a charlar sobre sus últimas aventuras mientras disfrutaban de la música y la comida. Sin embargo, después de un rato, Tío Sapo sintió que era hora de regresar a casa. No quería perderse ninguna otra emoción o diversión en el bosque donde vivía.

Así que le dijo a Gallote: "Amigo mío, ha sido genial verte aquí en el cielo, pero es hora de volver". Gallote entendió la decisión de Tío Sapo y accedió a acompañarlo hasta la salida del cielo para despedirse adecuadamente.

Juntos caminaron hacia San Pedro, quien estaba encargado de cuidar las puertas celestiales. San Pedro estaba ocupado limpiando las nubes cuando vio acercarse a los dos amigos. Sin darse cuenta de quiénes eran ellos, pensó que eran solo dos pequeños animalitos molestos e indeseables.

Sin pensarlo dos veces, San Pedro tomó a Tío Sapo y lo arrojó al vacío. Tío Sapo comenzó a caer rápidamente, pero en ese momento tuvo una idea brillante.

Mientras descendía por el aire, gritó: "¡Apartate piedra que te parto!". Todos los animales del cielo quedaron sorprendidos al escuchar las palabras de Tío Sapo. Pero lo más asombrado fue San Pedro, quien se dio cuenta de su terrible error.

Había confundido a Tío Sapo con una piedra y lo había lanzado al vacío sin darse cuenta. Rápidamente, San Pedro corrió hacia el borde del cielo y extendió sus brazos para atrapar a Tío Sapo antes de que cayera demasiado lejos.

Por suerte, logró agarrarlo justo a tiempo y lo llevó de vuelta al cielo. Tanto los animales como San Pedro se disculparon con Tío Sapo por el terrible malentendido. Todos comprendieron que todos cometemos errores y que es importante aprender de ellos.

Desde ese día en adelante, la historia de Tío Sapo fue conocida en todo el bosque. Los animales aprendieron la importancia de no juzgar precipitadamente y siempre estar atentos antes de actuar.

Y así, gracias a su valentía y astucia, Tío Sapo se convirtió en un héroe para todos los animales del bosque.

Aunque caminaba un poco cojeando debido a su lastimada cadera, eso no le impidió seguir explorando el mundo con curiosidad e inspirando a otros con su historia llena de enseñanzas valiosas. Fin

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!