El Samaritano Urbano


El hombre se subió al metro y comenzó a observar a las personas que lo rodeaban.

Vio a un joven con audífonos bailando al ritmo de la música, a una mujer leyendo un libro con una sonrisa en el rostro, y a un anciano dormitando en su asiento. De repente, el tren se detuvo bruscamente y todos los pasajeros se agarraron de algo para no caerse.

El hombre notó que una niña pequeña había perdido su juguete favorito debajo del asiento y estaba llorando desconsoladamente. - ¿Qué pasa? -preguntó el hombre acercándose a la niña. - Perdí mi muñeca -respondió entre sollozos la niña.

El hombre se arrodilló frente al asiento y buscó debajo de él hasta encontrar la muñeca. La entregó a la niña, quien le dio las gracias con una gran sonrisa en su rostro.

A partir de ese momento, el hombre comenzó a prestar más atención a las personas que lo rodeaban en el metro. Se dio cuenta de que cada uno tenía su propia historia y sus propias preocupaciones: desde estudiantes estresados hasta trabajadores cansados después de un largo día laboral.

Un día, mientras iba en camino hacia su casa en el metro, notó que una mujer mayor estaba teniendo problemas para cargar sus bolsas pesadas. El hombre no dudó en ofrecerle ayuda. - Muchas gracias joven -dijo la mujer con gratitud-. No sé cómo hubiera podido hacerlo sola.

El hombre sonrió y respondió:- Es importante ayudarnos mutuamente en esta ciudad grande y desconocida. Todos estamos juntos en esto. A partir de ese día, el hombre comenzó a buscar más oportunidades para ayudar a los demás en su comunidad.

Ya sea ofreciendo su asiento en el metro o ayudando a alguien a cruzar la calle, siempre estaba dispuesto a tender una mano amiga.

Con el tiempo, las personas comenzaron a reconocerlo como un buen samaritano y se acercaban a él con problemas y preocupaciones. El hombre se convirtió en un amigo y confidente para muchos de ellos, lo que le permitió conocer mejor la ciudad y hacer nuevos amigos.

Finalmente, el hombre se dio cuenta de que había encontrado un nuevo hogar en esta gran ciudad gracias al poder de la bondad y la empatía hacia los demás. Y así, siguió siendo un ejemplo inspirador para todos aquellos que lo rodeaban.

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