El samurai chef


Había una vez un samurai llamado Takeshi que además de ser un excelente guerrero, era un apasionado cocinero. Sus platos eran famosos en todo el pueblo y siempre estaba buscando formas de mejorar sus recetas.

Sin embargo, últimamente Takeshi había estado sufriendo de dolores intensos en la espalda. Cada vez que intentaba cocinar algo, se doblaba del dolor y no podía seguir trabajando.

Esto lo tenía muy preocupado ya que la cocina era su pasión y no podía permitirse abandonarla. Un día, después de haber intentado infructuosamente preparar una cena para unos clientes importantes, Takeshi decidió buscar ayuda.

Fue a ver al médico del pueblo quien le recomendó hacer ejercicios específicos para fortalecer los músculos de la espalda. "-Pero doctor, yo soy un samurai, no puedo hacer esos ejercicios", se lamentó Takeshi. "-No importa quién seas o qué hagas -respondió el médico-, si quieres superar tus problemas tienes que trabajar duro y hacer lo necesario".

Takeshi entendió el mensaje del médico y decidió tomar acción. Comenzó a hacer los ejercicios recomendados todas las mañanas antes de empezar a cocinar. Al principio fue difícil pero poco a poco fue notando mejoras en su espalda.

Un día mientras estaba preparando una cena especial para el señor feudal del territorio, sucedió algo inesperado: uno de los ayudantes se quemó con aceite caliente y no pudo continuar trabajando.

Todos entraron en pánico menos Takeshi quien tomó las riendas e hizo todo por sí solo. A pesar del dolor en su espalda, Takeshi logró preparar una cena espectacular que dejó a todos los comensales impresionados.

El señor feudal quedó tan contento con la cena que le ofreció a Takeshi un puesto como cocinero personal en su castillo. "-¿Cómo voy a poder trabajar para ti si mi espalda me duele tanto?", preguntó Takeshi preocupado.

"-No te preocupes -respondió el señor feudal-, aquí tendrás todas las herramientas y recursos necesarios para cuidar de tu salud". Así, Takeshi aceptó el trabajo y se convirtió en el cocinero personal del señor feudal.

Aprendió nuevas técnicas culinarias, conoció nuevos ingredientes y lo más importante: aprendió que nunca debe abandonar su pasión por la cocina sin importar los obstáculos que se presenten. Y así fue como Takeshi superó sus dolores de espalda, encontró un nuevo trabajo y siguió haciendo lo que más amaba: cocinar.

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