El Sapito Antonio y la Chirimoya Feliz



Había una vez en el tranquilo bosque de Villa La Angostura, un sapito llamado Antonio. A Antonio le encantaba comer chirimoya, era su fruta favorita.

Todos los días, Antonio salía a buscar chirimoyas, y cada vez que encontraba una, daba un brinco de alegría. Un día, mientras Antonio buscaba chirimoyas, conoció a una rosa muy hermosa llamada Rosita. La rosa Rosita era conocida en el bosque por su alegría y positividad, y su fragancia era irresistible.

- Hola, sapito Antonio, ¿qué haces por aquí? - preguntó Rosita con amabilidad. - Estoy buscando chirimoyas, ¿quieres venir conmigo? - respondió Antonio con entusiasmo. Desde ese día, Antonio y Rosita se convirtieron en grandes amigos.

Juntos exploraban el bosque, buscaban chirimoyas, jugaban y se divertían. Un día, una fuerte tormenta azotó el bosque, derribando árboles y causando estragos. Antonio y Rosita se refugiaron en una cueva, pero la lluvia no cesaba. - ¿Qué haremos, Rosita? - preguntó Antonio preocupado.

- No te preocupes, Antonio. Siempre hay una solución. Quizás podamos usar las ramas caídas para construir un refugio temporal - explicó Rosita con calma. Siguiendo el consejo de Rosita, construyeron un refugio improvisado que los protegió de la lluvia.

Después de la tormenta, el bosque parecía un caos, pero Antonio y Rosita estaban a salvo. Admirados por su valentía, los demás animales del bosque les agradecieron con chirimoyas y flores. Antonio y Rosita entendieron que juntos podían superar cualquier desafío.

Desde ese día, se convirtieron en héroes del bosque, enseñando a los demás que la amistad, la valentía y la positividad siempre traen felicidad.

Y así, el sapito Antonio y la rosa Rosita vivieron felices en el bosque de Villa La Angostura, compartiendo amor, alegría y chirimoyas para siempre.

FIN.

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