El Sapo Valiente y el Día de Campo
Era un hermoso día soleado cuando un grupo de animales del bosque decidió organizar un día de campo. Entre ellos estaba Simón, un sapo que siempre había sido un poco tímido y temía aventurarse lejos del estanque.
"Hoy vamos a divertirnos en el prado", exclamó Lila, la liebrecita, mientras empacaba una canasta con deliciosas verduras. "¡Va a ser genial!".
Todos animaron a Simón a que se uniera a ellos. "No te preocupes, Simón. ¡Nos cuidaremos entre todos!" dijo Rocco, el jabalí, con una gran sonrisa. Aunque el sapo tenía ganas de ir, una pequeña voz en su interior le decía que no podía.
"No sé, chicos... el prado está muy lejos. Y si me encuentro con un ave o con un zorro…" explicó Simón, temblando un poco.
"¡Vamos, Simón!", gritó Lila. "Eres más valiente de lo que crees. ¡Ven con nosotros!". El sapo dudó un momento, pero cuando miró las caras de sus amigos llenas de entusiasmo, decidió dar el salto hacia el prado.
Una vez en el prado, Simón se sintió un poco nervioso, pero la emoción de sus amigos lo mantenía animado. Jugaron, corrieron y compartieron historias bajo el sol brillante. Justo cuando todo parecía perfecto, un fuerte alarido resonó por el aire.
"¿Qué fue eso?" preguntó Simón, con los ojos muy abiertos.
"Parece que hay un ave grande en el cielo", respondió Rocco. "No te preocupes, Simón. Solo sigue al grupo y mantente en el centro".
A medida que la sombra del ave se aproximaba, Simón vio como sus amigos comenzaban a dispersarse. La ave parecía estar interesada en cazar algún animalito para su almuerzo.
"¡Rocco, volvamos al estanque!" gritó Lila, pero el jabalí está asustado y no sabía qué hacer.
"¡No! Esperen!" dijo Simón, levantando su voz entre el ruido. "Si corremos, ¡nos atrapará! Necesitamos quedarnos juntos y pensar en algo para ahuyentarla. Si cada uno de nosotros se agrupa, tal vez pareceremos más grandes y así se asustará".
"Buena idea, Simón", le respondió Rocco sorprendida.
El sapo, tomando aire, se acercó a Rocco y Lila y empezó a croar muy fuerte:
"¡Croac, croac! ¡Aquí estamos! ¡No tenemos miedo!".
Rocco y Lila lo imitaron y juntos comenzaron a croar en armonía.
La gran ave, al escuchar el coro, se asustó y decidió alejarse, pensando que esos animales eran demasiado ruidosos y no valían la pena.
"¡Lo logramos!" gritó Lila saltando de alegría. "Eres un verdadero héroe, Simón".
Simón nunca se había sentido tan valiente. Se dio cuenta de que ser valiente no significa no tener miedo, sino enfrentar los miedos y apoyarse en sus amigos.
Aquel día de campo no solo resultó divertido, sino que también le enseñó una valiosa lección a Simón sobre la valentía y la amistad. Todos juntos aprendieron que en equipo son más fuertes y que cada uno puede ser valiente a su manera.
Así, al terminar la jornada y regresar al estanque, Simón lucía una enorme sonrisa, sabiendo que había superado sus miedos y había encontrado la valentía que siempre había llevado dentro.
FIN.