El Sapo y el Monstruo del Bosque



Había una vez, en un espeso bosque verde, un sapo llamado Tobi. Tobi era un sapo curioso, siempre saltando de aquí para allá, explorando nuevos rincones y disfrutando de la belleza de la naturaleza. Un día, mientras Tobi investigaba cerca de un arroyo, oyó un ruido extraño. Era un retumbar de piedras, como si algo estuviera asustado o molesto.

Intrigado y un poco asustado, Tobi se asomó detrás de un árbol y vio a un extraño monstruo. Tenía grandes ojos amarillos y una piel rugosa de color verde oliva. Pero, sobre todo, lo que más lo asustó fue que el monstruo estaba lanzando piedras al agua del arroyo.

"¡Eh, monstruo! ¿Por qué tiras piedras?" - gritó Tobi, ocultándose detrás de un arbusto.

El monstruo se dio la vuelta, sorprendido por la voz del sapo.

"¡No soy un monstruo! Soy Max, el guardián de este bosque" - replicó, con una voz profunda pero temblorosa. "Estoy tratando de asustar a los intrusos, pero no funciona. Nadie me escucha, y todos se van volando cuando ven a un monstruo".

Tobi dio un pequeño salto hacia adelante y decidió que tenía que ayudar a Max. Después de todo, lo que parecía un monstruo era solo un ser que se sentía solo y que no sabía cómo comunicarse con los demás.

"Quizás podrías intentar no asustarlos, sino invitarlos a conocerte. Si nadie se acerca, nunca sabrán que eres un guardián y no un monstruo" - sugirió Tobi, un poco nervioso.

Max miró a Tobi con tristeza.

"¿Tú crees que eso funcionaría?" - preguntó, frunciendo el ceño.

"Claro, pero primero tienes que mostrar tu lado amable. Podemos hacer señales de amistad, como dejar alguna ofrenda en el camino" - propuso Tobi.

Max pensó por un momento, luego asintió.

"De acuerdo, intentaré hacerlo. Pero necesito tu ayuda, Tobi" - respondió Max. "Soy muy grande para ser amable, pero tú, tú eres pequeño y ágil. Podés ayudarme a ser menos intimidante".

Así fue como, durante los siguientes días, Tobi y Max trabajaron juntos. A Tobi se le ocurrió que podían organizar una fiesta en el bosque, invitando a los animales a un picnic. Mientras Max se encargaba de la decoración con flores y hojas, Tobi preparaba deliciosos bocados que los demás animales no podían resistir.

El día de la fiesta, Tobi se puso una pequeña corona de flores y gritó:

"¡Amigos! ¡Vengan a la fiesta del bosque!" - lleno de entusiasmo.

Los pequeños animales, curiosos por el alboroto, comenzaron a acercarse. Al principio un poco recelosos, pero cuándo vieron a Max sonriendo y ayudando a Tobi, comenzaron a relajarse.

"Hola, soy Max, el guardián del bosque. Estoy aquí para cuidar nuestra casa, no para asustarlos" - dijo él, mientras se agachaba para parecer más pequeño.

Los animales, al ver la sinceridad de Max, empezaron a acercarse, y pronto todos estaban disfrutando del picnic. La fiesta fue un éxito, y por primera vez, Max no se sintió solo. Los animales comenzaron a contarle historias y a compartir risas.

Con el tiempo, Max se convirtió en un gran amigo para todos los animales del bosque, y Tobi siempre estuvo a su lado. Aprendieron que a veces, lo que parece ser un monstruo puede ser solo alguien que busca amistad y ayuda. Y lo más importante, que la verdadera valentía no está en el tamaño o en la apariencia, sino en la disposición de conocer y conectar con los demás.

"Gracias, Tobi, por mostrarme que puedo hacer amigos" - dijo Max, mientras ambos miraban las estrellas esa noche.

"Nunca dudes de ti mismo, Max. Todos merecemos una oportunidad para ser conocidos y amados" - respondió Tobi, con una sonrisa.

Y así, el sapo y el monstruo vivieron muchas aventuras juntos, llenando el bosque de risas y amistad, recordando siempre que la comprensión y el amor son la clave para vencer todos los temores.

FIN.

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