El secreto de Aguaviva



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Aguaviva, donde el agua era escasa y la gente tenía que caminar largas distancias para conseguirla.

Los habitantes de Aguaviva estaban cansados de esta situación y decidieron unirse para encontrar una solución. En el pueblo vivían dos amigos inseparables, Sofía y Mateo, quienes eran conocidos por su ingenio y valentía. Un día, mientras jugaban cerca del río se dieron cuenta de lo sucias que estaban sus aguas.

Esto los entristeció mucho, ya que sabían que muchas personas en el pueblo bebían de ese mismo río. - ¡Mateo, tenemos que hacer algo! No podemos permitir que nuestra gente siga bebiendo agua sucia - exclamó Sofía con determinación.

- Tienes razón Sofi, pero ¿qué podemos hacer? El problema es muy grande - respondió Mateo preocupado. Los dos amigos pasaron días pensando en cómo resolver la situación hasta que finalmente se les ocurrió una idea brillante.

Decidieron hablar con el alcalde del pueblo para proponerle construir un sistema de filtrado de agua que ayudara a limpiarla. El alcalde escuchó atentamente la propuesta de Sofía y Mateo y quedó impresionado por su iniciativa.

Juntos planearon la construcción del sistema de filtrado y organizaron a los habitantes del pueblo para llevar a cabo la tarea.

Días después, gracias al arduo trabajo en equipo, Aguaviva contaba con un eficiente sistema de filtrado de agua que garantizaba el acceso a agua limpia para todos sus habitantes. La noticia corrió rápidamente por todo el pueblo y la alegría se apoderó de cada uno de ellos.

- ¡Lo logramos Sofi! Gracias a nuestra perseverancia y trabajo en equipo, ahora todos en Aguaviva podrán tener agua limpia - exclamó emocionado Mateo abrazando a su amiga. Desde entonces, Sofía y Mateo se convirtieron en héroes locales y fueron reconocidos por su valentía y compromiso con el bienestar de su comunidad.

Gracias a ellos, Aguaviva pudo cumplir con el objetivo de desarrollo sostenible relacionado con el agua y saneamiento. Y así, entre risas y abrazos, los habitantes de Aguaviva aprendieron una gran lección: cuando trabajamos juntos por un bien común, no hay nada imposible.

FIN.

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