El Secreto de Alicia



Alicia era una niña curiosa de diez años, siempre con una sonrisa en el rostro y un cuaderno lleno de dibujos. Vivía en una casa amarilla con su papá, que era su mejor amigo. Un día, mientras revisaba viejas fotos en un álbum, encontró una imagen que la llevó a hacer una pregunta que cambiaría todo.

- Papá, ¿por qué en esta foto salgo con una mujer que no conozco? - preguntó, sosteniendo la imagen entre sus pequeños dedos.

Su papá sonrió, pero sus ojos se llenaron de una tristeza que confundió a Alicia.

- Esa es tu mamá, mi amor. - respondió, con una voz suave.

Alicia frunció el ceño.

- ¿Pero por qué no está con nosotros?

- Es una larga historia, Alicia. Quizás algún día te la cuente. - contestó él, tratando de desviar la atención.

Esa noche, mientras se escondía bajo las sábanas, la curiosidad de Alicia creció. Ella decidió investigar, así que al día siguiente, armó un plan para hablar con la señora Rosa, la vecina mayor que siempre tenía una anécdota o un consejo diminuto.

- ¡Seño Rosa! - gritó Alicia, mientras corría hacia la casa de la vecina.

- ¡Alicia! ¿qué sorpresas traes hoy? - respondió Rosa, riendo.

Alicia dudó un momento.

- ¿Me podés contar sobre mi mamá? Nunca hablé con alguien de ella, y...

La señora Rosa se quedó en silencio, mirándola con ternura.

- Claro, querida. Tu mamá era una mujer increíble. Siempre pensaba en los demás antes que en sí misma. Pero decidió hacer una elección difícil. Te dejó con tu papá porque él te ama mucho. - dijo la señora, bajando la mirada.

Alicia sintió un nudo en el estómago. Se sentía intrigada y triste al mismo tiempo.

- ¿Y mi papá? ¿Por qué no me contó?

- Tal vez él solo quería protegerte y no hacerte sentir diferente. - sugirió la señora Rosa.

Con sus pensamientos llenos de dudas, Alicia decidió hablar con su papá esa noche.

- Papá, tengo que preguntarte algo importante. - dijo alli, un poco asustada.

- Decime, mi vida. - contestó él, con una sonrisa cálida.

- ¿Por qué nunca me contaste que mi mamá no estaba con nosotros? - lanzó la pregunta, mirando a los ojos de su padre.

El hombre se quedó en silencio, asintiendo lentamente.

- Alicia, esto ha sido muy difícil para mí. - comenzó a decir. - A veces, las historias pueden cambiar, pero lo más importante es que siempre has sido mi hija, y yo siempre voy a amarte. - sus palabras eran como abrazos, y Alicia sintió que no había perdido a nadie, sino que había ganado un nuevo entendimiento.

Decidida a conocer más sobre su mamá, Alicia se propuso hacer un diario donde reflejaría sus sentimientos. Días más tarde, encontró un poema que su papá había escrito para su mamá.

- Papá, ¿me ayudas a comprender esto mejor? - Alicia pidió, mostrándole el poema.

- Claro, cielo. Tu mamá era una parte importante de mi vida. Te quiero que entiendas que aunque no esté aquí, el amor nunca se perdió. - dijo su padre con cariño, y sus ojos brillaban como estrellas.

Con el tiempo, Alicia se dio cuenta de que tenía un papá maravilloso y que había mucho amor en su hogar. Empezó a escribir cartas para su mamá, expresando todo lo que había en su corazón. A su alrededor, el mundo se volvió un poco más brillante, y finalmente encontró la paz que tanto anhelaba.

- Papá, creo que puedo ser feliz incluso si no vivo con mi mamá. - dijo Alicia, sentándose junto a él.

- Eso es lo que siempre he querido para vos. La vida tiene muchas historias, y lo más hermoso es que cada una de ellas nos hace crecer y ser mejores personas. - le contestó él, con una sonrisa de orgullo. - Nunca olvides que el amor puede venir de muchas formas.

Así, con cada carta, Alicia sintió que el amor de su mamá siempre estaba con ella, y que no importaba el tipo de familia que tuviera, el vínculo verdadero estaba en su corazón. La aventura de la vida continuaba, llena de sorpresas y oportunidades para descubrir y crear nuevas historias.

Incluso un secreto puede abrir caminos para el amor, la amistad y la comprensión, y esos son los verdaderos lazos que nos unen en esta maravillosa aventura llamada vida.

FIN.

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