El secreto de Andrea y sus amigos


Andrea era una niña muy alegre y activa. Le encantaba jugar con sus amigos en el parque, correr y saltar sin parar. Pero lo que más le gustaba era comer.

No había comida que se le resistiera: empanadas, facturas, papas fritas, pizza, todo lo devoraba con alegría. Un día, Andrea se despertó sintiéndose mal. Tenía dolor de estómago y mucha fiebre.

Sus padres la llevaron al médico y después de hacerle unos estudios, el doctor les dijo que Andrea tenía que cuidar su alimentación. "Andrea, necesitas comer más sano a partir de ahora", le explicó su mamá preocupada. "Pero mamá, ¿cómo voy a dejar de comer todas esas cosas ricas?", respondió Andrea con tristeza.

"No te preocupes cariño, podemos buscar juntos recetas deliciosas pero más saludables", dijo su papá tratando de animarla. Así comenzó la nueva aventura de Andrea en busca de una alimentación más equilibrada.

Descubrió las frutas y verduras frescas, las ensaladas coloridas y los granos enteros. Al principio le costó acostumbrarse, extrañaba sus comidas favoritas llenas de grasas y azúcares. Pero poco a poco fue notando los cambios en su cuerpo.

Tenía más energía para jugar con sus amigos, dormía mejor por las noches y ya no se sentía tan cansada durante el día. "Andrea, estoy muy orgullosa de cómo estás cuidando tu salud", le dijo su mamá sonriente mientras preparaban juntas una ensalada de frutas para merendar.

"Gracias mamá, me siento mucho mejor así", respondió Andrea con una sonrisa sincera. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Andrea vio a un niño triste porque no tenía con qué merendar.

Sin dudarlo un segundo, corrió hacia él y le ofreció compartir su merienda saludable. "¿Quieres probar esta deliciosa ensalada de frutas? ¡Te va a encantar!", exclamó Andrea emocionada.

El niño aceptó la oferta y al probarla se iluminó su rostro con una gran sonrisa. A partir de ese día, Andrea compartió sus conocimientos sobre alimentación saludable con todos sus amigos del barrio. Juntos descubrieron lo divertido que podía ser cocinar platos sanos y sabrosos.

Con el tiempo, Andrea se convirtió en toda una experta en nutrición infantil y empezó a dar charlas en la escuela sobre la importancia de llevar una vida sana desde pequeños.

"¡Nunca pensé que cambiar mis hábitos alimenticios podría traer tantas cosas buenas a mi vida! Gracias por enseñarme este camino", expresó Andrea feliz durante una de sus charlas en la escuela. Y así fue como la historia de Andrea inspiró a muchos niños a cuidar su cuerpo mediante una alimentación equilibrada y llena de colores naturales.

Desde entonces, cada vez que alguien mencionaba su nombre en el barrio todos decían: "¡Andrea es como un arcoíris lleno de vitalidad!"

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