El secreto de Ángel


En un pequeño pueblo llamado Villa Sonrisa vivía un niño llamado Ángel. Ángel era conocido por ser muy travieso y no siempre decir la verdad.

Un día, mientras jugaba con sus amigos en el parque, se le ocurrió una mentira que parecía tan real que la creyó de verdad. "¡Chicos, chicos! ¡Anoche se me cayeron dos dientes de golpe!", exclamó Ángel con emoción. Sus amigos lo miraron sorprendidos y emocionados por él.

Sin embargo, lo que Ángel no sabía era que las mentiras tienen consecuencias. Esa misma noche, al acostarse en su cama, sintió un cosquilleo en la boca.

Al abrir la boca y pasar la lengua por sus dientes notó algo extraño: ¡dos dientes sueltos! Ángel entró en pánico y corrió al baño para verse en el espejo. Al abrir la boca vio horrorizado cómo sus dientes comenzaban a caer uno tras otro, dejando espacio vacío en su sonrisa.

"¡No puede ser! ¿Qué hice?", balbuceaba Ángel entre lágrimas. Desesperado, cerró los ojos con fuerza y cuando los abrió lentamente, vio algo increíble: todos sus dientes estaban de vuelta en su lugar como si nada hubiera pasado.

Se tocó la boca incrédulo y sonrió aliviado al ver que todo había sido solo un sueño. Desde ese día, Ángel aprendió una gran lección: nunca más volvería a mentir. Comprendió que las mentiras podían lastimar a otros y también a él mismo.

Decidió siempre decir la verdad, por más difícil que fuera. Con el tiempo, Ángel se convirtió en un niño honesto y confiable. Sus amigos notaron el cambio y lo admiraron por ello.

Juntos siguieron jugando en el parque de Villa Sonrisa, donde cada risa era verdadera y cada sonrisa brillaba con sinceridad.

Y así, gracias a ese sueño revelador, Ángel descubrió el valor de la honestidad y aprendió que una sonrisa sincera vale mucho más que cualquier mentira.

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