El secreto de Belén


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Nariz Roja, donde vivía Belén, una niña con un poder muy especial: sus estornudos eran tan fuertes que podían derribar árboles.

Todos en el pueblo la conocían como "Belén la Estornudadora". Un día, Belén se levantó de mal humor. Había tenido una pesadilla y no había dormido bien. Todo le molestaba y cualquier cosa la hacía enojar.

Mientras caminaba por la plaza del pueblo, alguien accidentalmente chocó contra ella y sin querer le pisó el pie. - ¡Ay! ¡Mira por dónde vas! -gritó Belén furiosa.

Y justo en ese momento, un estornudo gigante salió disparado de su nariz y voló por los aires al pobre despistado que la había pisado. La gente que presenció aquello se asustó y comenzaron a alejarse de Belén, temerosos de sus super estornudos.

Belén, sintiéndose aún más molesta por haber sido ignorada, decidió usar sus poderes para atacar a todos en el pueblo con sus estornudos furiosos. Uno tras otro lanzaba estornudos tan potentes que hacían temblar las casas y asustaban a los animales. Los habitantes de Villa Nariz Roja no sabían qué hacer.

Se sentían indefensos ante los ataques de Belén y algunos incluso pensaban en abandonar el pueblo para salvarse del peligro que representaba esa niña enfurecida.

Pero entre la multitud asustada, había una niña llamada Lola, quien recordaba haber escuchado historias sobre cómo controlar las emociones con calma y paciencia. Decidió acercarse a Belén para intentar ayudarla. - ¿Qué te pasa, Belén? Pareces muy enojada -dijo Lola con voz tranquila. - ¡Todos me ignoran! ¡Nadie me entiende! -respondió Belén entre sollozos de rabia.

Lola se sentó junto a ella y le explicó lo importante que era aprender a manejar las emociones difíciles sin lastimar a los demás.

Le habló sobre la importancia de comunicarse de manera asertiva y buscar soluciones pacíficas cuando algo nos molesta. Poco a poco, Belén fue respirando profundo mientras escuchaba atentamente las palabras de Lola.

Comenzó a darse cuenta del daño que estaba causando con sus super estornudos furiosos y cómo eso afectaba a las personas que más quería en su vida. Finalmente, después de reflexionar sobre lo ocurrido, Belén decidió disculparse con todos en el pueblo por haberlos atacado con sus poderes descontrolados.

Prometió trabajar en controlar su genial habilidad para convertirla en algo positivo que pudiera ayudar a los demás en lugar de lastimarlos. Desde ese día, Belén practicaba técnicas de relajación cada vez que sentía que su ira crecía dentro de ella.

Aprendió a expresar sus emociones sin necesidad de recurrir a sus super estornudos e incluso encontró formas creativas de utilizar su don para cosas buenas, como limpiar rápidamente grandes áreas o ayudar en tareas comunitarias.

Así fue como "Belén la Estornudadora" se convirtió en un ejemplo inspirador para todos en Villa Nariz Roja; demostrando que incluso los poderes más extraordinarios pueden ser controlados con amor, comprensión y empatía hacia los demás.

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