El secreto de Don Arturo
Había una vez un niño llamado Mateo, que desde muy pequeño descubrió su pasión por el arte. Le encantaba pintar, dibujar y crear cosas con sus propias manos.
Pasaba horas y horas en su pequeño rincón de arte, rodeado de colores y pinceles. Un día, mientras caminaba por el parque, Mateo encontró a un anciano sentado en un banco, tallando una hermosa figura de madera.
El niño se acercó con curiosidad y le preguntó al anciano cómo había aprendido a hacer esas increíbles esculturas. "¡Hola, soy Mateo! ¿Cómo has aprendido a tallar la madera tan bien?" -preguntó el niño emocionado. El anciano sonrió y le respondió: "Hola Mateo, me llamo Don Arturo.
Aprendí a tallar la madera cuando era apenas un niño como tú. Si te interesa el arte, puedo enseñarte algunos trucos". Los ojos de Mateo brillaron de emoción al escuchar las palabras del anciano.
Desde ese día, Mateo visitaba a Don Arturo todas las tardes para aprender más sobre el arte de la escultura en madera. Juntos trabajaban en proyectos creativos y compartían historias sobre sus creaciones.
Un día, mientras trabajaban en una escultura especial para una exposición local, Don Arturo se dio cuenta del talento innato de Mateo para el arte. "Mateo, tienes un don especial para crear cosas hermosas con tus manos.
Nunca dejes que nada te detenga en tu camino hacia tus sueños", dijo emocionado Don Arturo. Mateo sonrió con gratitud y prometió seguir su consejo. La noche de la exposición llegó y la escultura que habían creado juntos dejó a todos los presentes impresionados por su belleza y detalle.
A partir de ese día, Mateo se convirtió en un artista reconocido en su comunidad. Sus obras inspiraban a otros niños a explorar su creatividad y seguir sus pasiones.
Y así, gracias al encuentro con Don Arturo, Mateo comprendió que el arte no solo era su pasión, sino también su camino en la vida. Y juntos demostraron que cuando se ama algo con todo el corazón y se trabaja duro por ello, los sueños pueden convertirse en realidad.
FIN.