El Secreto de Don Manuel
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, un maestro muy especial llamado Don Manuel. Don Manuel era conocido por ser el maestro más alegre y divertido de toda la región.
Siempre tenía una sonrisa en su rostro y contaba chistes para hacer reír a sus alumnos. Pero, aunque era muy alegre, Don Manuel tenía un secreto: cuando se enojaba, se transformaba en un monstruo terrible que asustaba a todos los que estaban cerca.
Sus ojos brillaban con furia y su voz retumbaba como truenos en el cielo. Un día, durante una clase de matemáticas, uno de los alumnos hizo una broma sin darse cuenta que podía herir los sentimientos de Don Manuel.
El maestro se puso tan furioso que empezó a temblar y su piel comenzó a cambiar de color. Los niños gritaron asustados al ver la transformación del querido maestro.
- ¡Oh no! ¡Don Manuel se ha convertido en el monstruo otra vez! -gritó uno de los alumnos. El pobre maestro intentaba controlarse, pero la ira lo dominaba por completo. Los niños sabían que debían hacer algo rápido para ayudarlo.
Recordaron las historias de antiguos hechiceros que vivieron en Villa Alegre y decidieron buscar una solución.
Después de investigar en libros antiguos y recorrer todo el pueblo en busca de ingredientes especiales, los valientes alumnos lograron crear una poderosa poción mágica que podría romper el hechizo que transformaba a Don Manuel en un monstruo. Con mucho cuidado, llevaron la poción hasta la escuela y convencieron al enfurecido maestro para que la tomara.
Al principio, Don Manuel dudaba, pero al ver la preocupación sincera en los ojos de sus alumnos decidió confiar en ellos. Al beber la posima con manos temblorosas, un destello brillante iluminó la habitación y el cuerpo del maestro comenzó a cambiar lentamente.
Su piel volvió a tener su tono normal y su mirada se calmó poco a poco. - ¡Lo logramos! -exclamaron los niños llenos de alegría al ver a su querido maestro recuperado. Don Manuel les dedicó una cálida sonrisa llena de gratitud por haberlo salvado del hechizo malvado.
Desde ese día, el maestro aprendió a controlar mejor su temperamento gracias al cariño y apoyo incondicional de sus estudiantes.
La historia sobre cómo los niños trabajaron juntos para ayudar a alguien querido enseñó una valiosa lección tanto a grandes como pequeños: nunca subestimar el poder del trabajo en equipo, la amistad verdadera y el amor incondicional hacia aquellos que nos rodean.
FIN.