El secreto de Elian
Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires y Elian, un niño de diez años con una gran pasión por la pintura, estaba ansioso por comenzar su nuevo proyecto. Desde pequeño, siempre había sentido una conexión especial con los colores, y su habitación estaba llena de sus obras, que iban desde paisajes de ensueño hasta retratos de sus amigos.
Un día, mientras jugaba con sus pinceles y acuarelas, descubrió algo increíble. Al trazar con su pincel un hermoso océano azul, notó que las olas comenzaron a moverse. "¡Wow! ¡Esto es asombroso!" exclamó Elian, muy emocionado. Cada vez que pintaba, las cosas cobraban vida: las gaviotas volaban, los peces nadaban y las flores florecían junto a su paleta.
"Esto es mágico," dijo su amiga Lola, que siempre lo acompañaba. "Podés crear un mundo entero solo con tu imaginación." Elian sonrió y juntos decidieron organizar una exposición en la plaza del barrio para mostrar sus obras.
La exposición fue un éxito. La gente admiraba cómo los animales y los paisajes pintados danzaban y cobraban vida. "¡Sos un genio, Elian!" le decía su vecino, don Gabriel. Elian se sentía como un verdadero artista.
Pero un día, mientras experimentaba con nuevos colores, dibujó un monstruo que parecía muy real. "Ay, esto se ve un poco aterrador," murmuró Elian, pero decidió dejarlo así. En el instante en que su pincel se retiró del lienzo, el monstruo salió corriendo. "¡¿Qué hice? !" gritó Elian mientras el monstruo comenzaba a causar estragos, derribando puestos de helados y asustando a la gente.
"¡Elian, hay que detenerlo!" gritó Lola, aterrorizada. Elian, sintiendo la culpa en su corazón, decidió que debía hacer algo. "Debo aprender a usar este poder con responsabilidad," dijo Elian, apretando los puños.
–"¡Vamo’ a buscar ayuda, Elian!" dijo Lola, intentando pensar en voz alta.
Juntos recorrieron la plaza y, con la ayuda de sus amigos, comenzaron a dibujar cosas hermosas: un sol brillante, flores de colores y un arcoíris que iluminaba el cielo. Poco a poco, el monstruo se fue sintiendo menos agresivo al ver tanta belleza a su alrededor.
"Pintadlo así para que lo transforme, Elian, ¡más color y felicidad!" sugirió Jubal, un amigo artista.
FIN.