El Secreto de Hotaru


Nora y Hotaru eran los mejores amigos. Juntos jugaban, reían y exploraban el bosque que había cerca de sus casas. Hotaru tenía un secreto, uno que nadie sabía: era mitad lobo.

Durante el día, Hotaru lucía como un niño común y corriente, pero cuando la luna brillaba en el cielo, se transformaba en un lobo plateado con ojos brillantes. Este era su gran secreto, uno que mantenía oculto incluso de su querida amiga Nora.

"¿Por qué estás siempre tan misterioso, Hotaru?" preguntó un día Nora. "Es solo que tengo mis secretos", respondió Hotaru con una sonrisa. Nora notó que su amigo a veces desaparecía por las noches, pero pensó que simplemente le gustaba la oscuridad.

Un día, explorando el bosque, Nora y Hotaru encontraron unas huellas extrañas, huellas de lobo. Hotaru se puso nervioso, pero disimuló rápidamente. "Debemos tener cuidado", dijo Nora. "Sí, debemos", respondió Hotaru mirando a las huellas con preocupación. Aquella noche, Hotaru no apareció.

Nora, preocupada, decidió ir en su búsqueda. Siguió las huellas y, con sorpresa, descubrió a su amigo convertido en un lobo plateado. "¡Hotaru, eres un lobo!" exclamó Nora asombrada. Hotaru, con la cabeza gacha, asintió. "Es cierto, Nora.

Soy mitad lobo, pero eso no cambia quién soy o nuestra amistad", dijo con tristeza. Nora, en lugar de asustarse, se acercó al lobo y lo abrazó. "Eres mi querido amigo, Hotaru. Y siempre lo serás, sin importar qué forma tomes", le aseguró.

Desde aquel día, Nora y Hotaru siguieron siendo los mejores amigos. Juntos aprendieron que la verdadera amistad va más allá de las apariencias y los secretos.

Y aunque el secreto de Hotaru seguía siendo solo suyo, ahora sabía que tenía a alguien en quien confiar. Y así, juntos, siguieron explorando el bosque, enfrentando aventuras y fortaleciendo su amistad.

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