El secreto de Huemul



En un pequeño pueblo de la Patagonia vivía Martín, un niño curioso y aventurero que solía explorar un viejo edificio abandonado junto a su amigo Huemul, un simpático ciervo que hablaba gracias a la magia del lugar.

Huemul le contaba historias maravillosas de su infancia en los bosques cercanos, llenas de misterio y fantasía. Una tarde, mientras Martín y Huemul jugaban en el edificio, escucharon ruidos afuera.

Al asomarse por una ventana, vieron a varios policías rodeando el lugar con expresiones serias. Un agente se acercó al edificio y llamó a la puerta. "¡Martín! ¿Estás ahí? ¡Abre la puerta!", gritó el agente. Martín miró a Huemul con preocupación.

No entendía por qué los policías estaban allí ni qué iban a hacer. Con valentía, decidió abrir la puerta y enfrentar la situación. El agente le explicó que el edificio estaba en peligro de derrumbarse y era peligroso jugar allí.

Martín asintió con tristeza, pues aquel lugar significaba mucho para él y Huemul. Después de hablar con los policías, Martín se despidió de Huemul prometiéndole que encontrarían otro lugar para jugar juntos.

Aunque el edificio ya no sería parte de sus aventuras, los recuerdos vividos allí permanecerían en sus corazones para siempre. Así, Martín aprendió la importancia de cuidar su entorno y valorar las amistades verdaderas como la de Huemul, quien siempre estaría a su lado pase lo que pase.

FIN.

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