El secreto de Jadiel



Jadiel era un niño muy despierto y curioso. Siempre tenía la respuesta a todas las preguntas que la maestra les hacía en clase, pero a veces se distraía fácilmente y no seguía las reglas del salón como debiera.

Un día, la maestra Silvia decidió hablar con Jadiel después de clases para tratar de entender por qué no seguía las normas como el resto de sus compañeros.

Se sentaron juntos en una mesa y la maestra le dijo cariñosamente:- Jadiel, sé que eres muy inteligente y tienes mucho potencial, pero es importante que respetes las reglas del salón para que todos podamos aprender juntos de manera ordenada.

Jadiel bajó la mirada avergonzado y respondió:- Lo siento maestra Silvia, no quería molestar a nadie. A veces me cuesta estar quieto en mi asiento y callado. La maestra sonrió comprensiva y le dijo:- Entiendo Jadiel, pero debes esforzarte por seguir las reglas para poder aprovechar al máximo tus habilidades.

¿Sabías que si logras controlar tu impulso de levantarte sin permiso o hablar fuera de turno, podrás ayudar a tus compañeros a concentrarse mejor? Jadiel asintió con la cabeza y prometió hacer un esfuerzo por mejorar su comportamiento en clase.

Los días pasaron y poco a poco Jadiel comenzó a ser más consciente de sus acciones. Se esforzaba por levantar la mano antes de hablar y se mantenía sentado durante las explicaciones de la maestra.

Un día, durante una prueba sorpresa, Jadiel fue el único que recordaba una fórmula complicada que todos los demás habían olvidado. Gracias a él, todos pudieron terminar la prueba con éxito y la maestra lo felicitó frente a toda la clase.

Desde ese día, Jadiel se convirtió en un ejemplo para sus compañeros. Aprendió que ser inteligente no solo significaba tener respuestas correctas, sino también saber cómo comportarse adecuadamente en diferentes situaciones.

Al final del año escolar, Jadiel recibió un premio especial por su progreso académico y su mejora en el comportamiento. Estaba orgulloso de sí mismo y sabía que había logrado cambiar gracias al apoyo y paciencia de su querida maestra Silvia.

Y así, Jadiel comprendió que seguir las reglas del curso no solo era importante para mantener el orden en el salón, sino también para crecer como persona y alcanzar todo su potencial.

FIN.

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