El Secreto de la Biblioteca Encantada
Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Ana. A diferencia de muchos niños de su edad, a Ana no le gustaba leer. Prefería pasar sus tardes jugando en el jardín o viendo la televisión.
Su prima Martina, por otro lado, era todo lo contrario: devoraba libros como si fueran golosinas y siempre estaba buscando nuevas historias para sumergirse en ellas.
Un día, Martina fue a visitar a Ana a su casa y mientras exploraban el viejo ático, descubrieron una puerta secreta detrás de unos viejos baúles cubiertos de polvo. Intrigadas, abrieron la puerta y se encontraron con una habitación llena de estanterías repletas de libros de colores brillantes.
- ¡Mira Ana! ¡Una biblioteca mágica! -exclamó Martina emocionada. Ana no podía creer lo que veía. Nunca antes había visto tantos libros juntos y menos aún en su propia casa.
- ¿Cómo es posible que esto esté aquí y yo nunca lo haya notado? -preguntó Ana sorprendida. - No lo sé, pero parece que esta biblioteca ha estado esperando por ti todo este tiempo -respondió Martina con una sonrisa misteriosa.
Desde ese día, cada viernes por la noche, un pequeño duende travieso llamado Cucufato visitaba la biblioteca mágica y dejaba un nuevo libro en ella. Los cuentos eran tan variados como inimaginables: aventuras en tierras lejanas, historias sobre criaturas fantásticas y fábulas llenas de enseñanzas ocultas.
- ¡Es increíble! Nunca imaginé que los libros pudieran ser tan emocionantes -exclamó Ana maravillada después de leer uno tras otro. Con el paso del tiempo, la biblioteca mágica comenzó a expandirse por toda la casa.
Las estanterías se multiplicaban solas y los pasillos parecían crecer sin fin. Cucufato se aseguraba de que nunca faltara un cuento nuevo para Ana cada semana. Poco a poco, Ana empezó a disfrutar cada vez más de la lectura.
Descubrió que los libros tenían el poder no solo de entretenerla sino también de transportarla a mundos desconocidos donde podía ser cualquier cosa que deseara: pirata intrépida surcando los siete mares o valiente caballero defendiendo un reino encantado.
Un día, mientras leía un cuento sobre amistad y valentía, Ana se dio cuenta del verdadero tesoro que tenía frente a sus ojos: el conocimiento infinito contenido en las páginas de aquellos libros maravillosos. - Gracias Cucufato por traerme estos cuentos tan especiales cada semana.
Ahora sé que la magia está dentro de mí cuando leo -dijo Ana con gratitud hacia el duende travieso.
Y así, gracias al poder transformador de la lectura y la magia de la biblioteca mágica, Ana descubrió un mundo nuevo lleno de posibilidades donde su imaginación podía volar libremente hacia horizontes desconocidos.
FIN.