El Secreto de la Biblioteca Olvidada



En un pequeño pueblo rodeado de verdes campos y flores de colores, vivía una niña llamada Lucía. Lucía era una niña curiosa y soñadora, pero en los últimos días, había estado sintiéndose un poco triste. A menudo miraba por la ventana de su casa, deseando poder explorar el mundo más allá de su jardín.

Un día, decidió salir a caminar y, mientras paseaba, se encontró con una biblioteca antigua que parecía haber sido olvidada por el tiempo. La puerta estaba entreabierta, y Lucía, impulsada por su curiosidad, decidió entrar.

En el interior, los estantes estaban cubiertos de polvo y las luces parpadeaban suavemente, pero algo en el aire la llenó de emoción. Al fondo, escuchó una voz que decía:

- “Hola, ¿hay alguien ahí? ”

Lucía se sobresaltó y miró alrededor. Era un pequeño gato negro, que la observaba con ojos brillantes.

- “Soy Pipo, el guardián de esta biblioteca. ¿A qué has venido? ”

- “No sé… Solo me sentía triste y quería ver qué había aquí”, respondió Lucía.

- “¿Sabías que cada libro tiene un poder especial? Cuentan historias que pueden llevarte a lugares maravillosos”, dijo Pipo, moviendo su cola con entusiasmo.

Lucía se acercó a una estantería y sacó un libro titulado "Viajes Fantásticos".

- “¿Viajes fantásticos? ¿Dónde me llevará? ”

- “Eso depende de ti. Solo necesitas abrirlo y dejar que tu imaginación vuele”, explicó Pipo.

Lucía se sentó en el suelo, abrió el libro y, de repente, se vio rodeada de criaturas mágicas, paisajes de ensueño y aventuras sin fin. Viajó a un bosque lleno de árboles que hablaban, conoció una estrella que quería ser astronauta y ayudó a un dragón a encontrar su camino a casa.

Pero a medida que las aventuras pasaban, comenzó a sentir algo extraño.

- “Pipo, estoy disfrutando esto, pero tengo miedo de que no pueda volver”, confesó Lucía.

- “No te preocupes, si quieres regresar, solo debes cerrar el libro y pensar en lo maravilloso que es este lugar”, le aseguró Pipo.

Lucía cerró los ojos, pensó en su hogar y, en un parpadeo, se encontró de nuevo en la biblioteca.

- “¡Lo hice! Pero no quiero que esto termine”, dijo la niña, llena de alegría.

- “Los libros son tus amigos, Lucía. Siempre puedes regresar a ellos. Y si los compartes, puedes llevar a otros contigo”, le sugirió Pipo.

La niña miró alrededor. Había tantos libros que no había leído.

- “¿Te gustaría que exploremos juntos? ” le preguntó.

- “¡Claro! Juntos podemos descubrir historias que nunca imaginaste”, respondió el gato.

Así fue como Lucía y Pipo empezaron a visitar la biblioteca todos los días. Lucía comenzó a invitar a sus amigos, quienes también se sumaron a las aventuras, y la tristeza que sentía se fue desvaneciendo con cada página que pasaban.

Un día, mientras exploraban un libro sobre animales, un pequeño pajarito apareció volando por la ventana.

- “¡Hola! Estoy perdido. ¿Pueden ayudarme a encontrar mi hogar? ” preguntó el pajarito.

Lucía se miró a sí misma y dijo:

- “¡Por supuesto! Siempre que trabajemos juntos, todo es posible.”

Y así, con la ayuda de sus amigos y la magia de los libros, partieron en otra aventura. Ayudaron al pajarito a encontrar su hogar y aprendieron que, cada vez que compartían su tiempo y conocimientos, todos se volvían un poco más felices.

Desde aquel día, Lucía ya no se sentía triste. La biblioteca se convirtió en su lugar favorito, donde los días eran siempre una nueva aventura y la amistad era tan poderosa como las historias que leía.

FIN.

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