El secreto de la calma


Había una vez un niño llamado Tomás que se enojaba por todo. Cualquier cosa, por más pequeña que fuera, lo hacía estallar de ira.

Sus amigos y familiares no sabían cómo manejar su temperamento explosivo, y muchas veces preferían evitarlo para no desencadenar una nueva rabieta. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Tomás perdió en un juego de fútbol y comenzó a gritar y patear el balón con furia.

Sus amigos lo miraron sorprendidos y decidieron darle espacio para que se calmara. Fue entonces cuando apareció en escena el viejo Don Manuel, un anciano sabio del barrio conocido por sus consejos acertados.

"¿Qué te pasa, Tomás? Veo que estás muy enojado", dijo Don Manuel con calma. Tomás frunció el ceño y respondió: "¡Estoy harto de perder siempre! ¡Es injusto!"Don Manuel sonrió comprensivamente y le dijo: "La vida está llena de momentos buenos y malos, Tomás.

Lo importante es cómo reaccionas ante ellos. ""Pero yo no sé controlar mi rabia", admitió Tomás con tristeza. Don Manuel asintió y le propuso a Tomás un desafío: "Te propongo algo, Tomás.

Durante una semana entera, cada vez que sientas que la rabia te invade, respira profundo tres veces antes de responder. ¿Aceptas?"Tomás dudó al principio, pero finalmente aceptó el desafío de Don Manuel.

Los días pasaron y cada vez que sentía ese nudo en el estómago que anunciaba una rabieta inminente, recordaba las palabras del anciano sabio y respiraba profundo tres veces. Al principio fue difícil para él controlar su temperamento explosivo, pero poco a poco fue notando cambios en su actitud.

Sus amigos también lo percibieron e incluso empezaron a invitarlo más seguido a jugar con ellos. Una tarde, mientras jugaban al fútbol nuevamente en el parque, Tomás falló un gol decisivo que les costaría la victoria al equipo.

En lugar de enfurecerse como solía hacerlo antes, respiró profundo tres veces como le había enseñado Don Manuel. "Tranquilo chicos, la próxima será", les dijo con una sonrisa sincera. Sus amigos lo miraron sorprendidos por la reacción tan diferente de Tomás y juntos continuaron jugando hasta el anochecer.

Desde ese día, Tomás aprendió a controlar su temperamento gracias al sabio consejo de Don Manuel. Se dio cuenta de que la rabia solo generaba problemas y alejaba a las personas que más quería.

Aprendió a canalizar sus emociones de manera positiva y constructiva. Y colorín colorado este cuento ha enseñado que aprender a controlar nuestra rabia nos hará vivir una vida más feliz y tranquila.

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