El secreto de la cascada
Ruth y Toñy eran dos amigas inseparables que vivían en un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque. Un día, decidieron emprender una emocionante aventura adentrándose en el misterioso bosque que siempre las había intrigado.
"¡Estoy tan emocionada por explorar este bosque contigo, Toñy!", exclamó Ruth mientras caminaban entre los altos árboles. "¡Sí, yo también! ¿Te imaginas todo lo que podemos descubrir aquí?", respondió Toñy con entusiasmo.
A medida que avanzaban, se encontraron con un arroyo cristalino que serpenteadaba entre las rocas. Decidieron seguirlo y descubrieron una hermosa cascada escondida en medio del bosque. "¡Qué maravilla! ¡Nunca hubiera imaginado encontrar algo tan hermoso en este bosque!", dijo Ruth maravillada por la vista.
"Es increíble, Ruth. Este lugar es como sacado de un cuento de hadas", expresó Toñy con los ojos brillantes de emoción.
Continuaron su camino y se adentraron más y más en el bosque, hasta que sin darse cuenta, el cielo se oscureció repentinamente y comenzó a tronar. Las amigas se miraron preocupadas al ver cómo se desataba una fuerte tormenta sobre ellas.
"¡Oh no, Ruth! ¿Y ahora qué hacemos?", preguntó Toñy nerviosa mientras los relámpagos iluminaban el oscuro cielo. "Tranquila, Toñy. Encontraremos refugio bajo algún árbol grande", respondió Ruth tratando de mantener la calma. Corrieron bajo la protección de un viejo árbol gigante y esperaron a que la lluvia pasara.
De repente, escucharon unos gritos provenientes de lo profundo del bosque. Sin dudarlo, decidieron ir a investigar y descubrieron a un zorrito atrapado entre unas ramas caídas por la tormenta.
"Pobrecito zorrito, tenemos que ayudarlo", dijo Toñy con tristeza en su voz mientras intentaban liberar al animalito. Después de algunos minutos lograron rescatar al zorrito y cuidarlo hasta que la tormenta pasara. Una vez calmada la lluvia, vieron cómo el zorrito correteaba felizmente hacia el bosque.
"Creo que hicimos algo bueno hoy", comentó Ruth sonriendo mientras veían al zorrito alejarse entre los árboles. "Sí, definitivamente. A veces las aventuras nos llevan a hacer buenas acciones sin siquiera planearlo", reflexionó Toñy con cariño hacia su amiga.
Con el corazón lleno de alegría por haber ayudado a un ser indefenso, Ruth y Toñy regresaron a casa recordando cada momento mágico vivido en su inolvidable viaje por el bosque.
FIN.