El Secreto de la Escuela Encantada
Era un día nublado y ventoso cuando un grupo de niños de la escuela primaria San Martín decidió explorar el viejo edificio que se decía estaba embrujado. La maestra Ana, siempre llena de energía y curiosidad, les había contado historias fascinantes sobre esa escuela abandonada que se encontraba al final de la calle.
"Vamos, chicos, ¡no hay nada que temer!" - dijo Mateo, un niño valiente que siempre estaba listo para una aventura.
"Pero, ¿y si nos encontramos con un fantasma?" - preguntó Sofía, con un leve temblor en su voz.
"Los fantasmas solo son cuentos para asustar a los más chicos" - contestó Tomás, haciendo una mueca para parecer más valiente.
Los cinco amigos, Mateo, Sofía, Tomás, Valentina y Lucas, se dirigieron hacia la escuela, ansiosos pero nerviosos. La puerta chirriaba mientras la abrieron. Una vez dentro, el ambiente era frío y se sentía una extraña energía.
"¡Miren!" - exclamo Valentina, señalando una pila de libros polvorientos. "¿No se ven extraños?"
Los niños comenzaron a explorar las aulas, llenas de pupitres cubiertos de polvo. A medida que avanzaban, notaron un retrato de una maestra antigua, con una expresión seria, observándolos desde la pared.
"¿Quién creen que era?" - preguntó Lucas, observando con curiosidad.
"A lo mejor era una maestra muy estricta" - dijo Tomás, haciendo una cara de desagrado.
Al seguir indagando, escucharon un susurro proveniente de una de las aulas. Los corazones de los niños latían rápido.
"¿Alguien más escucha eso?" - murmuró Sofía. Todos asentaron con la cabeza, un poco asustados. Decidieron investigar.
Entraron en el aula de donde provenía el susurro. Allí, encontraron una antigua pizarra cubierta de telarañas y polvo. Al tocarla, una luz brilló por un segundo.
"¡Whoa!" - gritó Mateo, sorprendido.
Entonces, aparecieron unos dibujos mágicos en la pizarra. Los niños vieron que la imagen de la maestra cobra vida y los miraba. Su voz resonó en el aire, suave pero clara.
"¿Por qué han venido a esta escuela?"
Sofía, temerosa pero intrigada, respondió.
"Solo queríamos ver si realmente había fantasmas…"
La maestra sonrió.
"No soy un fantasma. Soy el espíritu de esta escuela. He estado esperando a que alguien venga a ayudarme. Estoy atrapada aquí desde que cerraron la escuela hace muchos años. Necesito que me ayuden a encontrar el libro perdido que contiene el secreto para liberar esta escuela."
"¿Dónde está?" - preguntó Valentina, tomando coraje.
"En la biblioteca, pero tened cuidado. La biblioteca está protegida. Tendrán que resolver tres acertijos para conseguirlo" - advirtió la maestra.
Los niños intercambiaron miradas. Sabían que, si querían ayudar a la maestra, tendrían que ser valientes. Decidieron aceptar el desafío.
Confiados, se dirigieron hacia la biblioteca. Allí, cada acertijo requería que trabajaran en equipo, utilizando sus habilidades y conocimientos. El primero era sobre matemáticas, el segundo sobre historias y el tercero sobre naturaleza. Juntos, lo lograron, y al final de la prueba, un estante se movió, revelando un antiguo libro cubierto de polvo.
"¡Lo encontramos!" - exclamó Lucas, levantando el libro con emoción.
Regresaron a donde estaba la maestra. Al abrir el libro, luces comenzaron a parpadear, y la maestra, en un gesto de agradecimiento, se despidió.
"Gracias, niños. Por siempre recordaré su valentía. Ahora puedo descansar en paz. Siempre sigan aprendiendo y ayudando a los demás."
De repente, una luz brilló intensamente y la escuela empezó a transformarse. Las aulas se llenaron de vida, los colores brillantes regresaron y los niños sintieron una gran paz. La maestra se desvaneció en una nube de luz, dejando atrás un rastro de felicidad.
Los niños, llenos de alegría, salieron de la escuela con historias que contar y un gran aprendizaje sobre la valentía y la amabilidad.
"¡No puedo esperar para contarle a todos lo que hicimos!" - dijo Mateo entusiasmado.
"Vamos a seguir ayudando a otros, así como ayudamos a la maestra" - sugirió Sofía.
Desde ese día, la escuela embrujada se convirtió en un lugar de inspiración y amistad, y los cinco amigos se prometieron seguir explorando y ayudando a quienes lo necesitaran, porque la verdadera magia estaba en su valentía y bondad.
FIN.