El secreto de la escultura griega
En la antigua Grecia, en la ciudad de Atenas, había una hermosa escultura de piedra caliza creada por el famoso artista Fidias. La escultura, llamada Helena, era tan perfecta que parecía cobrar vida.
La gente de la ciudad venía de todas partes para admirarla y escuchar las historias sobre su belleza. Pero lo que nadie sabía era que la escultura guardaba un secreto mágico.
"¿Hasta cuándo vamos a seguir sin hacer nada?" se quejó Helena una noche, cuando todos estaban dormidos. "No podemos, Helena. Somos solo figuras de piedra", le respondió otra estatua cercana. "Pero Fidias nos dio vida en su mente y en su corazón.
Siempre nos dijo que la magia de la escultura está en la imaginación y el amor que le ponemos", replicó Helena con determinación.
Entonces, todas las estatuas empezaron a creer en el poder de la imaginación y el amor, y poco a poco, comenzaron a moverse y a interactuar en secreto bajo la luz de la luna. Pasaban las noches explorando la ciudad, aprendiendo de los humanos y compartiendo sus experiencias. Un día, mientras espiaban una clase de escultura en la plaza, escucharon a un joven aprendiz quejándose de su falta de inspiración.
Helena entendió que era su momento de intervenir. "¡Escúchenme!", les dijo a las otras estatuas. "Tengo una idea para ayudar a este joven artista a encontrar su inspiración, y de paso, llevar un poco de magia a estas calles".
Helena y las demás estatuas se reunieron y comenzaron a planear.
Esa misma noche, cuando el joven artista llegó a su taller, se encontró con la sorpresa de que su bloque de piedra caliza se había transformado mágicamente en una escultura perfecta, con la increíble figura de Helena en su interior. El joven se emocionó hasta las lágrimas al ver su obra terminada.
A partir de ese día, su arte se volvió aún más grandioso, y la ciudad de Atenas se llenó de nuevas esculturas que inspiraban a todos los que las veían. Aunque Helena y las demás estatuas volvieron a su apariencia original, su espíritu de amor y creatividad viviría por siempre en las obras de arte que ayudaron a inspirar.
Y así, la magia de la escultura vivió para siempre en la ciudad de Atenas.
FIN.