El Secreto de la Felicidad


Había una vez un pequeño pollito llamado Feliz que vivía en una granja. Desde el momento en que salió del cascarón, siempre tenía una sonrisa en su pico y un brillo especial en sus ojos.

Todos los demás animales de la granja se preguntaban qué hacía a Pollito Feliz tan contento todo el tiempo. Algunos pensaban que era porque tenía mucha comida, otros creían que era porque siempre estaba rodeado de amigos.

Un día, mientras Pollito Feliz picoteaba semillas en el patio de la granja, se encontró con Cerdita Curiosa. Ella también quería saber cuál era su secreto para ser tan feliz. "¡Hola, Pollito Feliz! ¿Por qué siempre estás tan contento?"- preguntó Cerdita Curiosa.

Pollito Feliz levantó su cabeza y respondió: "¡Hola, Cerdita Curiosa! Estoy feliz porque disfruto cada pequeña cosa que me rodea. Me gusta sentir el sol acariciando mis plumas y escuchar el canto de los pájaros por las mañanas.

"-Cerdita Curiosa quedó sorprendida por la respuesta y decidió pasar más tiempo con Pollito Feliz para aprender a ver la vida desde otra perspectiva. Mientras caminaban juntos por la granja, se encontraron con Conejito Saltarín.

También quería descubrir cómo lograba ser tan feliz todo el tiempo. "¡Hola, Conejito Saltarín! ¿Sabes por qué Pollito Feliz es siempre tan alegre?"- preguntó Cerdita Curiosa emocionada.

Conejito Saltarín dio un salto y dijo: "¡Hola, amigos! Pollito Feliz es feliz porque siempre encuentra algo divertido en todo lo que hace. No importa si estoy saltando o corriendo, él siempre está ahí para animarme y hacerme reír. "-Cerdita Curiosa y Conejito Saltarín se unieron a Pollito Feliz en su búsqueda de la felicidad.

Juntos, exploraron cada rincón de la granja y descubrieron nuevas aventuras todos los días. Un día, mientras buscaban tréboles de cuatro hojas en el jardín, encontraron una nota misteriosa debajo de una piedra.

La nota decía: "El verdadero secreto de la felicidad se encuentra dentro de uno mismo". "¡Guau! ¿Qué querrá decir esta nota?"- exclamó Cerdita Curiosa. "Creo que nos está diciendo que no necesitamos buscar la felicidad afuera, sino dentro de nosotros mismos"- dijo Conejito Saltarín pensativo.

Pollito Feliz asintió con entusiasmo y agregó: "Exactamente. La felicidad no depende de las cosas materiales o del exterior, sino de cómo decidimos ver el mundo y cómo nos relacionamos con los demás.

"-Desde ese día, Cerdita Curiosa, Conejito Saltarín y Pollito Feliz entendieron que ser feliz era una elección diaria. Aprendieron a apreciar las pequeñas cosas, a encontrar diversión en todo lo que hacían y a cultivar amistades sinceras.

Y así fue como Pollito Feliz inspiró a todos los animales de la granja a vivir vidas más plenas y felices. Nunca dejaron de sonreír y siempre recordaron que la verdadera felicidad se encuentra en el corazón. .

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