El Secreto de la Laguna Brillante



En un mágico pueblo llamado Valle Sereno, vivía una hermosa joven llamada Lucía. Tenía un cabello largo, brillante y dorado que le llegaba hasta la cintura. Al amanecer, su cabello brillaba como si fueran hilos de oro, y todos en el pueblo la admiraban y querían estar cerca de ella. Pero Lucía no solo era belleza; también era amable, generosa y siempre ayudaba a quienes la rodeaban.

A pocos pasos de su casa, había una laguna clara y fresca rodeada de verdes campos donde pastaban vacas que daban mucha leche. La laguna era el corazón del pueblo, y todos, incluidos los animales, iban allí a beber y relajarse. Todos los días, Lucía peinaba su hermoso cabello con un peine de oro que había heredado de su abuela. El peine no solo era un símbolo de su belleza, sino que también tenía un poder especial.

Un día, mientras peinaba su cabello en la orilla de la laguna, Lucía escuchó un suave murmullo.

- “¡Ayuda! ¡Por favor, ayúdame! ” - gritó una voz pequeña.

Lucía, sorprendida, miró alrededor. Fue entonces cuando vio a un diminuto pez dorado atrapado entre las piedras.

- “¿Cómo llegaste aquí, pequeño? ” - preguntó Lucía, acercándose con cuidado.

- “No sé, me estaba divirtiendo nadando y de repente quedé atrapado. Si me ayudas, prometo cumplir un deseo tuyo.” - respondió el pez con voz temblorosa.

Lucía, pensando en los demás, decidió ayudar al pez. Con mucho cuidado, movió las piedras y lo liberó.

- “¡Gracias, Lucía! Eres muy generosa. ¿Cuál es tu deseo? ” - preguntó el pez.

Lucía sonrió y dijo:

- “Deseo que el agua de la laguna siempre esté limpia y que las vacas del campo tengan suficiente pasto para comer.”

El pez, sorprendido por la bondad de su corazón, agitó su cola y la laguna brilló con un resplandor dorado.

- “¡Así será! ” - prometió el pez, y se sumergió en el agua.

Desde aquel día, el agua de la laguna se mantuvo clara y fresca, y las vacas crecieron fuertes y saludables. Sin embargo, algo comenzó a cambiar.

Un par de semanas después, Lucía descubrió que su peine de oro había comenzado a perder su brillo. Al mirar más de cerca, se dio cuenta de que el peine había comenzado a mostrar marcas de desgaste, como si el tiempo lo estuviera afectando.

El pueblo estaba lleno de rumores. Algunos decían que el pez dorado se habría llevado la magia del peine y que su belleza se desvanecería.

- “No te preocupes, Lucía, tu belleza viene de adentro”, le dijo su amiga Clara.

- “Sí, pero mi peine es especial” - le respondió Lucía, preocupada.

Decidida a encontrar la verdad sobre su peine, Lucía regresó a la laguna. A medida que se acercaba, el pez dorado emergió de las aguas, brillando con una luz propia.

- “Lucía, gracias por todo. Pero debes saber que el brillo del peine proviene de tus acciones, de la bondad en tu corazón. Mientras sigas siendo generosa, el peine siempre brillará, aunque cambie.” - explicó el pez.

Lucía comprendió que la verdadera belleza reside en lo que uno hace por los demás. Desde aquel día, ya no se preocupó por su peine. Se dedicó a ayudar a quienes más lo necesitaban, y poco a poco, su peine volvió a brillar como nunca antes.

El pueblo, al ver su dedicación, también se unió a ella, creando un espacio de armonía y amor. Y así, en el corazón de Valle Sereno, se forjó una comunidad unida por la belleza de las grandes acciones.

Y cuando Lucía peinaba su cabello en la laguna, el pez dorado siempre aparecía para rendirle homenaje a su verdadero brillo, el que provenía de su alma.

Desde aquel día, la laguna se convirtió en el lugar donde se celebraba la bondad, y todos los habitantes del pueblo lo recordaron siempre. La historia de Lucía y el pez dorado se convirtió en la inspiración que anidó en el corazón de cada niño de Valle Sereno.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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